Ymber

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Ymber

Ymber fue la capital del Reino de Aldor, una gran ciudad amurallada situada a orillas del Mar de Eynea. Comenzó como un fuerte construido por Aldor I tras su desembarco, y desde allí dirigió la expulsión de los orcos y comenzó a asentar el nuevo reino.

Los tres caminos principales que recorrían los territorios aldorianos, partían de Ymber: hacia Norf al norte, hacia Bassara y Zant al este, y hacia Angor y Litiak al sur (originalmente a Madraides).

Eran muchas las canciones sobre Ymber la bella, los más hermosos edificios del reino se levantaban tras sus murallas. Allí estaba el Alcázar Real, residencia oficial de la Casa Sachais, situado en la gran plaza central del barrio viejo. Según las descripciones de Miridriel Sammanar, cronista de la ciudad en época de Hangal IV, el acceso al alcazar estaba flanqueado por una enorme estatua del rey Aldor y otras estatuas conmemorativas de grandes reyes de la antigüedad, tanto aldorianos como de reinos aliados. También allí estaban la Gran Biblioteca y el Teatro Real.

Ymber alojaba el principal puerto comercial del reino, en el que además de la gran actividad pesquera era posible contratar pasajes hacia otros lugares. De la capital partían tanto grandes barcos hacia destinos remotos, como pequeñas embarcaciones de cabotaje que hacían escala en las aldeas y pueblos costeros, como Angor o Nanoth.

Otros puntos de interés eran su enorme mercado, con gran diversidad de tiendas especializadas pertenecientes a los mejores artesanos del reino, o sus bulliciosas tabernas, en las que podían degustarse vinos y licores de todos los continentes.

La gran ciudad de Ymber contaba además con una torre y escuela de magia, donde el archimago Kalim, muy famoso durante la Tercera edad, impartía clases.

Entre las grandes mejoras con que contó la capital del reino habría que mencionar su avanzado sistema de alcantarillado, a la altura de los de las ciudades yags y meronesas, el cual contribuía al esplendor de la villa.

El embarcadero real

La destrucción de Ymber durante la Gran Guerra

Es difícil establecer cuál fue el inicio de los acontecimientos de la llamada Gran Guerra, que terminó con el esplendor del Reino de Aldor, pero la caída de Ymber fue sin duda el hecho que marcó el inicio del fin.

Los relatos sobre los horrores que sacudieron la capital del reino son tremendamente confusos. Las primeras noticias sobre sucesos extraños tienen que ver con un aumento progresivo del nivel de las aguas sin causa aparente. Los sabios consultados no supieron explicar el por qué de estas inundaciones, pues el resto de las ciudades del litoral no habían sufrido cambios en su línea de costa. La capital albergaba ya entonces refugiados de otros puntos de la geografía aldoriana, pues los ataques del nigromante Daegan se venían sucediendo desde años atrás.

Según las crónicas:

"[...] en la mañana del décimo día del mes de Sirgga del año 1418 d.A., el cielo se volvió negro. Del mar surgió un terrible monstruo al que llamaron Gigax, y convirtió las olas del mar en enormes montañas que amenazaban con arrastrar la ciudad de Ymber bajo las aguas. Demonios y otras criaturas infernales sembraron el pánico. Las campanas del templo de Eldor sonaron por última vez, mientras los Heraldos del Amanecer y el propio rey Haldir luchaban contra quienes querían profanar el sagrado recinto. Grandes piedras se desplomaban desde lo más alto de los edificios y el suelo se abrió bajo los pies de quienes corrían para poner a salvo sus vidas más allá de las murallas. Finalmente, un rugido atronador llegó del mar y una ola gigante, la mayor jamás vista en todo Mundo, sepultó Ymber la bella para siempre. Muchos fueron los valientes que aquel día, al igual que el rey Haldir V, Rengist o Kalim el mago, encontraron su tumba en la ciudad que fue su hogar. Que los dioses los reclamen".

Se cree que en verdad el monstruo causante de la catástrofe fue Slenoth, liberado de su prisión bajo las aguas. No obstante, las circunstancias precisas, tanto sobre el fin de Ymber como sobre la muerte del Rey, se han ido perdiendo con el paso de los años, aunque los relatos sobre intrigas y traiciones son una constante de la tradición popular desde entonces y hay infinidad de leyendas en torno a este trágico episodio de la historia aldoriana. Lo que sí se sabe es que, tras aquel fatídico día, las derrotas aldorianas se sucedieron sin apenas tregua hasta el final de la Gran Guerra.

Cuarta Edad

El lugar donde se alzó majestuosa la ciudad de Ymber, se convirtió en un paraje peligroso y de muy difícil acceso. Cuando las aguas comenzaron a retirarse, la devastación había sido tal que las gentes comenzaron a llamar a la zona el cráter de la desolación, nombre con el que aparecería en los mapas desde entonces.

Son pocos los que se aventuraban por las inmediaciones del cráter. Los alrededores se mantuvieron completamente deshabitados y, según muchos, malditos. Se contaba que los gritos de terror de los habitantes de la ciudad siguieron escuchándose durante siglos, tan desgarradores que acaban con la cordura de quienes osaban acercarse demasiado.

Durante el Gran Maremoto, el mar volvió a reclamar la zona que se inundó formando la Marisma de Ymber. En el corazón de la marisma quedaron las ruinas de la capital, rodeadas por un territorio peligroso y traicionero, lleno de corrientes y criaturas malignas que han anidado en las aguas. Los osados aventureros que dicen haberse acercado hasta allí, cuentan que los gritos y lamentos de los fantasmas de la ciudad continúan.