Diferencia entre revisiones de «Aidow»

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[[Archivo:Aidow2.jpg|310px|thumb|left|Aidow, reina de los yag]]


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'''Aidow''' es un [[Espíritus inmortales|espíritu inmortal]], fue la primera y única reina de los [[yag]] y, tras su traición, señora de los [[yagûl]], los elfos oscuros. Se le conoce con distintos nombres: la '''''reina de los desterrados''''', la '''''reina negra''''' o la '''''Bruja de las Pesadillas''''' son los más comunes.
'''''Reina de los desterrados, la Reina Negra, la Pesadilla de la Luz'''''


'''Aidow''' es un [[Espíritus inmortales|espíritu inmortal]], fue la primera, y única, reina de [[yag]] y, tras su traición, señora de los [[yagûl]], los elfos oscuros. Las crónicas apuntan que Aidow fue una de las primeras elfas yag que abrieron los ojos tras la creación de los [[mortales]] por obra de [[Sirgga]]. Aidow quedó maravillada enseguida por la luz cálida de [[Eldor]] y se convirtió en su más leal sacerdotisa, y tanta era su devoción que su propia luz era capaz de destruir a los sombras y demonios de fuego de [[Trako]]. Pero Aidow fue engañada por el dios del fuego, y su caída precipitó a sus seguidores a la eterna oscuridad del interior de la tierra.
Las crónicas apuntan que Aidow fue una de las primeras elfas yag que abrieron los ojos tras la creación de los [[mortales]] por obra de [[Sirgga]]. Aidow quedó maravillada enseguida por la luz cálida de [[Eldor]] y se convirtió en su más leal sacerdotisa, y tanta era su devoción que su propia luz era capaz de destruir a los sombras y demonios de fuego de [[Trako]]. Pero Aidow fue engañada por el dios del fuego, y su caída precipitó a sus seguidores a la eterna oscuridad del interior de la tierra.


===Reina de los desterrados===
==<span style="color: rgb(53, 152, 219);" >La caída de Aidow</span>==


Durante siglos Aidow sirvió con devoción a Eldor. Luchó contra el Mal en todas sus formas, y siempre estuvo en primera línea de batalla contra cualquier enemigo que pudiera amenazar a sus hermanos elfos. Debido a su entrega y sacrificio, los yag decidieron aclamarla como su reina y ella aceptó con la esperanza de guiar a su pueblo con sabiduría y firmeza. Pero aquello fue el principio de su caída. Trako era consciente de la amenaza que suponían los yag unidos, por lo que urdió un plan para manipular a Aidow, envío al [[demonio]] [[Zoroamatael]], el demonio cambiante, para infiltrarse en la corte de la reina y socavar su voluntad lentamente.  
Durante siglos Aidow sirvió con devoción a Eldor. Luchó contra el Mal en todas sus formas, y siempre estuvo en primera línea de batalla contra cualquier enemigo que pudiera amenazar a sus hermanos elfos. Debido a su entrega y sacrificio, los yag la aclamaron como reina y ella aceptó, con la esperanza de guiar a su pueblo con sabiduría y firmeza. Su ascenso al trono fue el inicio de su caída. Comenzó a sentir una inquietud creciente, asaltada por oscuros presagios en los que se convertía en todo aquello que había jurado destruir. Buscó consuelo en Eldor, pero en su desesperación solo encontró el silencio del dios. Trako aprovechó entonces la debilidad de la reina elfa y urdió un plan para arrebatar a Aidow de la senda de la luz, enviando a [[Zoroamatael]], el demonio cambiante, para infiltrarse en la corte de la reina y socavar su voluntad lentamente.


Zoromatael logró la confianza de Aidow y fue plantando la semilla de la desconfianza y la discordia contra Eldor. Le hablaba de que ella merecía ser la consorte del dios de la luz, que sus servicios merecían algo más que muda gratitud y de que, quizá, debía reclamar una recompensa por tantas vidas yag perdidas defendiendo al dios. En Aidow fue creciendo un resentimiento cada vez mayor hacia el dios del aire, y al principio en privado, luego en público, Aidow denunciaba a Eldor que no trataba a sus servidores predilectos con la justicia que merecían. Los leales a la reina le hicieron lado, pero los yag que fueron capaces de ver la corrupción en el corazón de Aidow se opusieron a ella. Divididos, la guerra entre elfos empezó.
Zoroamatael logró plantar la semilla de la desconfianza, haciendo que cada día la reina se alejara más de Eldor. Su resentimiento hacia el dios del aire terminó por hacerse público, pues la reina demandaba algo más que muda gratitud por los siglos de servicio y la gran cantidad de vidas yag perdidas en defensa de la luz, y denunciaba que Eldor no trataba a sus servidores predilectos con la justicia que merecían.  


===La Reina Negra===
Muchos yag vieron la corrupción en el corazón de Aidow, pero los leales a la reina se mantuvieron a su lado. Divididos, la guerra entre elfos empezó.


La guerra fratricida entre elfos fue devastadora, a pesar de ser más numerosos que los seguidores de Aidow, los elfos leales a Eldor perecían frente al poder inmenso de la reina renegada. La sangre derramada tiñó los reinos de los elfos uno tras otro, pero la guerra de desgaste empezó a empujar a Aidow y sus partidarios poco a poco. Al precipitarse su derrota, Aidow recurrió, llena de odio, a Trako para recibir más poder y este accedió convirtiéndola en la primera de sus heraldos. Con este nuevo poder, Aidow amenazó con aniquilar a toda la raza yag, pero esto precipitó la intervención directa de Eldor. El dios de la luz maldijo a Aidow y a sus partidarios, les condenó a jamás volver a poder pisar la superficie ni disfrutar de la luz, condenándoles a las sombras de las entrañas de la tierra.
==<span style="color: rgb(53, 152, 219);" >Las guerras élficas y el exilio de los seguidores de Aidow</span>==
[[Archivo:Aidow.jpg|340px|thumb|right|Aidow, la Bruja de las Pesadillas]]
La guerra fratricida entre elfos fue devastadora. A pesar de ser más numerosos, los elfos leales a Eldor perecían frente a la reina renegada que cada vez atesoraba más y más poder. La sangre de los elfos cubrió todas las tierras; Aidow, llena de odio y convertida en la primera de los heraldos de Trako, amenazaba con aniquilar a toda la raza yag, lo que precipitó la intervención directa de Eldor. El dios de la luz maldijo a Aidow y a sus partidarios y los condenó a vivir ocultos en la sombra de las entrañas de Mundo.  


En un acto definitivo de arrogancia, Aidow atacó directamente a la luz de Eldor, pero como tantas otras criaturas malignas habían perecido frente a su propia luz tantas otras veces, Aidow sufrió ese mismo destino en sus propias carnes. Su cuerpo físico fue destruido, y su esencia dispersada. Nadie sabe porque Eldor no destruyó definitivamente a Aidow, unos dicen que el dios de la luz se apiadó de la que una vez fue su mayor devota, en otras que Trako intervino salvando su espíritu antes de ser destruido y, otras más, que se salvó huyendo en el último instante. Sea cual sea la historia, el cuerpo mortal de Aidow quedó destruido y sus partidarios, los [[yagûl]], se exiliaron bajo tierra huyendo de la luz que ahora quemaba sus ojos.
En un acto definitivo de arrogancia Aidow se enfrentó a la luz de Eldor, negándose a cumplir con la voluntad divina y aceptar el destierro junto a los suyos. La reina negra sufrió el mismo destino que tantas criaturas malignas habían sufrido antes a sus propias manos, y su cuerpo se convirtió en cenizas. Sin embargo, Aidow no fue del todo destruída y su esencia pervivió. Unos dicen que Eldor se apiadó de la que una vez fue su mayor devota, y dejó abierto el camino de la redención; otros creen que Trako intervino, pues nunca había visto un mortal tan capaz para la traición; y algunas leyendas cuentan que fue [[Ruballa]] quien intercedió por ella, intrigada por los secretos del espíritu torturado de la reina elfa. Sea cual sea la historia, el cuerpo mortal de Aidow quedó destruido y sus partidarios, los [[yagûl]], se exiliaron bajo tierra huyendo de la luz que ahora quemaba sus ojos.
 
==<span style="color: rgb(53, 152, 219);" >El destierro de Aidow</span>==
 
El espíritu inmortal de Aidow fue desterrado a algún lugar del [[mundo onírico]], donde habita entre el delirio y el desasosiego, torturada eternamente por los terribles presagios que llevaron a su caída. Se dice que mora en los rincones más oscuros del mundo de los sueños, consumida por la amargura y el odio hacia Eldor y Trako, que la utilizaron en sus guerras de poder. Desde allí atormenta con sus pesadillas a los mortales que inconscientemente se adentran en sus dominios. Incluso las traviesas [[hadas]] que se acercan demasiado a la morada de Aidow terminan perdiendo su luz y transformadas en una versión oscura de sí mismas.
 
Sin embargo, es posible tratar con la bruja de las pesadillas. Los yagûl la veneran como a una diosa; aunque Aidow ve en ellos el reflejo de su propio fracaso, los tolera para no quedarse completamente sola. Sus seguidores acuden en busca de poder y conocimiento, un juego muy peligroso que puede acabar con la cordura del más cabal de los mortales. Aidow es un ser retorcido que se alimenta del dolor, la desesperanza y la fatalidad de la pérdida, y no dudará en arrastrar a cualquiera que se acerque demasiado; pocos salen ilesos del encuentro.


===Pesadilla de la Luz===


[[category:Espíritus inmortales]]
[[category:Espíritus inmortales]]

Revisión actual del 10:46 21 sep 2022

Aidow, reina de los yag

Aidow es un espíritu inmortal, fue la primera y única reina de los yag y, tras su traición, señora de los yagûl, los elfos oscuros. Se le conoce con distintos nombres: la reina de los desterrados, la reina negra o la Bruja de las Pesadillas son los más comunes.

Las crónicas apuntan que Aidow fue una de las primeras elfas yag que abrieron los ojos tras la creación de los mortales por obra de Sirgga. Aidow quedó maravillada enseguida por la luz cálida de Eldor y se convirtió en su más leal sacerdotisa, y tanta era su devoción que su propia luz era capaz de destruir a los sombras y demonios de fuego de Trako. Pero Aidow fue engañada por el dios del fuego, y su caída precipitó a sus seguidores a la eterna oscuridad del interior de la tierra.

La caída de Aidow

Durante siglos Aidow sirvió con devoción a Eldor. Luchó contra el Mal en todas sus formas, y siempre estuvo en primera línea de batalla contra cualquier enemigo que pudiera amenazar a sus hermanos elfos. Debido a su entrega y sacrificio, los yag la aclamaron como reina y ella aceptó, con la esperanza de guiar a su pueblo con sabiduría y firmeza. Su ascenso al trono fue el inicio de su caída. Comenzó a sentir una inquietud creciente, asaltada por oscuros presagios en los que se convertía en todo aquello que había jurado destruir. Buscó consuelo en Eldor, pero en su desesperación solo encontró el silencio del dios. Trako aprovechó entonces la debilidad de la reina elfa y urdió un plan para arrebatar a Aidow de la senda de la luz, enviando a Zoroamatael, el demonio cambiante, para infiltrarse en la corte de la reina y socavar su voluntad lentamente.

Zoroamatael logró plantar la semilla de la desconfianza, haciendo que cada día la reina se alejara más de Eldor. Su resentimiento hacia el dios del aire terminó por hacerse público, pues la reina demandaba algo más que muda gratitud por los siglos de servicio y la gran cantidad de vidas yag perdidas en defensa de la luz, y denunciaba que Eldor no trataba a sus servidores predilectos con la justicia que merecían.

Muchos yag vieron la corrupción en el corazón de Aidow, pero los leales a la reina se mantuvieron a su lado. Divididos, la guerra entre elfos empezó.

Las guerras élficas y el exilio de los seguidores de Aidow

Aidow, la Bruja de las Pesadillas

La guerra fratricida entre elfos fue devastadora. A pesar de ser más numerosos, los elfos leales a Eldor perecían frente a la reina renegada que cada vez atesoraba más y más poder. La sangre de los elfos cubrió todas las tierras; Aidow, llena de odio y convertida en la primera de los heraldos de Trako, amenazaba con aniquilar a toda la raza yag, lo que precipitó la intervención directa de Eldor. El dios de la luz maldijo a Aidow y a sus partidarios y los condenó a vivir ocultos en la sombra de las entrañas de Mundo.

En un acto definitivo de arrogancia Aidow se enfrentó a la luz de Eldor, negándose a cumplir con la voluntad divina y aceptar el destierro junto a los suyos. La reina negra sufrió el mismo destino que tantas criaturas malignas habían sufrido antes a sus propias manos, y su cuerpo se convirtió en cenizas. Sin embargo, Aidow no fue del todo destruída y su esencia pervivió. Unos dicen que Eldor se apiadó de la que una vez fue su mayor devota, y dejó abierto el camino de la redención; otros creen que Trako intervino, pues nunca había visto un mortal tan capaz para la traición; y algunas leyendas cuentan que fue Ruballa quien intercedió por ella, intrigada por los secretos del espíritu torturado de la reina elfa. Sea cual sea la historia, el cuerpo mortal de Aidow quedó destruido y sus partidarios, los yagûl, se exiliaron bajo tierra huyendo de la luz que ahora quemaba sus ojos.

El destierro de Aidow

El espíritu inmortal de Aidow fue desterrado a algún lugar del mundo onírico, donde habita entre el delirio y el desasosiego, torturada eternamente por los terribles presagios que llevaron a su caída. Se dice que mora en los rincones más oscuros del mundo de los sueños, consumida por la amargura y el odio hacia Eldor y Trako, que la utilizaron en sus guerras de poder. Desde allí atormenta con sus pesadillas a los mortales que inconscientemente se adentran en sus dominios. Incluso las traviesas hadas que se acercan demasiado a la morada de Aidow terminan perdiendo su luz y transformadas en una versión oscura de sí mismas.

Sin embargo, es posible tratar con la bruja de las pesadillas. Los yagûl la veneran como a una diosa; aunque Aidow ve en ellos el reflejo de su propio fracaso, los tolera para no quedarse completamente sola. Sus seguidores acuden en busca de poder y conocimiento, un juego muy peligroso que puede acabar con la cordura del más cabal de los mortales. Aidow es un ser retorcido que se alimenta del dolor, la desesperanza y la fatalidad de la pérdida, y no dudará en arrastrar a cualquiera que se acerque demasiado; pocos salen ilesos del encuentro.