Sader

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Sader. El Final del Camino.

Sader pertenece al condado de Ruger, dependiente del duque de Valdam, y fue fundado en el año 88 dA. por el rey Mador I.

Tercera Edad

La aldea de Sader era un tranquilo asentamiento de granjeros al sur del ducado de Valdam, y el principal núcleo habitado en las tierras del conde Ruger. Pese a sus reducidas dimensiones, su ubicación, al final del camino que partía de Bassara hacia la frontera con yagerth, siguiendo el curso del Lames, lo convertían en un lugar muy transitado por comerciantes, aventureros y viajeros de todo tipo.

El ir y venir hizo que el pequeño pueblo contara con una de las posadas más famosas del reino, El Final del Camino, lugar de reunión de aquellos que rehuían del bullicio de la populosa Bassara. En torno a ella, surgieron tiendas y comercio, aunque la actividad principal del pueblo era el cultivo de maíz y las famosas manzanas de Sader.

En las proximidades se encontraba también el castillo de los condes de Ruger, y un antiguo cementerio con panteones familiares.

La Gran Guerra

Sader. Antiguo Molino.

Durante la Gran Guerra, Sader se convirtió en uno de los principales puntos de abastecimiento en la retaguardia. Su cercanía al bosque de yagerth convertía la aldea en una zona con muchas vías de retirada, y servía de enlace entre los territorios del este y del oeste, divididos en ese momento entre dos facciones del ejército, hasta la unificación tras la conjura de los capitanes.

Después de la caída de Bassara, viendo peligrar su territorio y su buena posición, el conde Ruger traicionó al Reino y aceptó la protección de los demonios de Trako para su condado, uniéndose a las fuerzas enemigas. El momento fue optimo, pues el ejército aldoriano se estaba replegando hacia Litiak y Angor; poco pudieron hacer ante la traición de Ruger.

Cuarta Edad

Son pocas las noticias que se tienen del condado de Ruger y de la antigua aldea de Sader. Grupos de exploradores han informado de la existencia de varios campamentos orcos en las cercanías controlando el curso del río y de un importante contingente de legionarios leakhán que vigilan la explotación de los campos y la producción de un antiguo molino que aún abastece la aldea y a sus ocupantes.

Sobre el castillo de Ruger se han forjado numerosas leyendas. Algunos dicen que sigue habitándolo el mismo conde traidor, convertido en un siervo de Trako. En verdad no existe certeza alguna sobre cuál fue la suerte de sus ocupantes y cuál es la situación actual.