Trako

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Símbolo de Trako
Títulos: Amo de Sombras, Caudillo Ígneo, El Embaucador
Símbolo: Un círculo negro rodeado de llamas. Martillo de forja negro (Kun). Daga negra (Yagûl).
Influencia en: El fuego y los volcanes, los incendios, las mentiras, el odio, el miedo, la tiranía.
Colores: Rojo y negro.
Mes: Mes del abedul.

Trako es el dios del fuego y uno de los grandes dioses creados originalmente por Marish. Antes del nacimiento de Mundo representaba la luz vibrante y fiera del cosmos en contraposición a la calmada y vaporosa luz que sería Eldor. Casi desde el principio ambos dioses compitieron hasta que, con el paso de las eras, acabaron por convertirse en amargos enemigos. Esta rivalidad acabó por convertir a Trako en una entidad maligna que codiciaba aquello que poseían los demás, pues creía que la luz de su fuego merecía toda la atención de Marish. Cuando Sarra creó el mundo, él descendió junto a Eldor para dar forma al mismo, los dos dioses compitieron una vez más por las atenciones de la diosa de la tierra, pero esta se decantó por el dios del aire provocando que todas las criaturas vivas en un futuro jamás pudieran vivir en las llamas de Trako y sí en los cielos de Eldor.

Caudillo Ígneo

El fuego es el dominio absoluto de Trako, en sus llamas moldea sus planes y forja sus servidores. A pesar de que el fuego es destructivo, también es renacimiento y eso es lo que ansía Trako por encima de todas las cosas: consumir el mundo para recrearlo a su imagen y semejanza en el que él sea el señor supremo. Trako promueve que solo los fuertes sobrevivirán a las llamas para ser forjados en amos que someterán a los débiles y a los cobardes, por lo que favorece a los tiranos y promueve el conflicto como medio para ascender en la jerarquía.

Amo de Sombras

Las llamas proyectan sombras retorcidas y Trako las gobierna en su propio beneficio. Si el poder es el fin último, el miedo es un medio válido y necesario para alcanzarlo. Trako cree que los cobardes y los temerosos no merecen respeto ni piedad, la compasión alimenta la debilidad y solo un puño firme moldea la victoria. Aunque generalmente los seguidores de Trako tienen la maldad en su corazón, muchos elevan oraciones al dios del fuego comprendiendo que las llamas de la pasión por algo alimentan también el éxito, aunque en la mayoría de ocasiones los métodos suelen ser bastante cuestionables. Trako eleva a dogma el principio de que el fin justifica los medios.

El Embaucador

A lo largo de los milenios Trako ha corrompido innumerables mortales e inmortales, es capaz de perfilar dulces mentiras escondidas en verdades. Su malicia ha arrastrado razas enteras a su perverso servicio, como los orcos o los enanos kun, o ha hecho caer los más excelsos devotos de la Luz como la princesa yag Aidow. A pesar de todo su poder, el dios del fuego prefiere actuar mediante sus hijos, o Heraldos, mortales para cumplir sus designios como Akhatos al final de la Tercera Edad.

Historia

En los tiempos de la Creación, Trako creó a Ruballa lleno de odio por las criaturas que recorrían el mundo y él no podía poseer, por lo que provocó que todo ser vivo tuviera que morir algún día. Luego crearía a Amal provocando el conflicto entre las razas mortales, haciendo que la guerra y la violencia fueran parte indivisible de la naturaleza mortal. Desde el principio Trako actuó de acuerdo con su plan final de vencer a su hermano Eldor e imponer su dominio sobre todas las cosas. Tal era su ambición en aquellos primeros tiempos, que incluso llegó a manifestarse físicamente frente a los mortales cargando contra ellos y provocó una de las pocas, sino la única, intervención directa del mismísimo Leit que enfrentó al dios del fuego para detener sus desmesuradas ambiciones. El dios del agua derrotó a Trako y eso provocó que desde ese momento no pudiera volver jamás a tomar forma física en el mundo mortal y sus planes fueran volviéndose más tranquilos y a largo plazo.

Trako el Caudillo Ígneo, por Khayman

La malicia de Trako provocó el alzamiento y caída de numerosos imperios, pero fue en Udukán donde forjó un verdadero dominio. Desde este reino del Mal extendió un imperio extenso y absoluto, pero tras la llegada de los aldorianos y la fundación del reino de Aldor a principios de la Tercera Edad vio como los dominios de sus seguidores menguaba cada vez más. Trako conspiró durante más de mil años esperando su momento, preparó todas las piezas de un tablero que solo un dios era capaz de vislumbrar y cuando estuvo preparado lanzó sus legiones oscuras provocando la Gran Guerra que acabó con Aldor y la influencia del Bien en el continente oriental. La victoria de sus servidores era absoluta y durante siglos gobernaron incontestables en el imperio maligno más grande jamás conocido.

Durante la Cuarta Edad la influencia del dios del fuego se ha mantenido absoluta, pero tras la cruzada de la Retribución de la Luz su gran imperio se desmoronó recibiendo un duro revés a sus planes de dominación. A pesar de que sus servidores ya no gobiernen sobre tantos territorios, Trako simplemente considera esto un contratiempo. Su influencia no languidece, sino que su amenaza sigue presente sobre todas las razas, pues el Caudillo Ígneo sigue conspirando desde las sombras y lo seguirá haciendo hasta el mundo se acabe.

Relaciones con otros dioses

Trako siente un odio atroz y visceral hacia Eldor, uno que incluso languidece por el que siente por Sarra. La naturaleza dominadora y codiciosa del dios del fuego hace que sienta nulo afecto o aprecio por los demás dioses, incluso con sus hijos, Ruballa y Amal mantiene una relación basada en el sometimiento. a los que ve como herramientas para sus planes. Amal es más manejable, pues su amor por el conflicto concuerda con la permanente guerra de Trako contra la Luz. Con Ruballa es distinto, la diosa de la muerte, consciente de su propio poder, suele desentenderse de los planes de su padre e incluso oponerse a él cuando la situación conduce hasta ese desenlace.

Siente un rencor profundo por Leit, pero es quizá al único dios al que realmente teme por su capacidad de apagar su fuego. Trako es consciente que tarde o temprano se enfrentará a él, pero prepara ese enfrentamiento con sumo cuidado evitando provocarlo en exceso. Aunque en la actualidad suelen enfrentarse, a Sirgga es al único dios a quien Trako regaló algo voluntariamente. Cuando el padre de los mortales dedicó los enanos a Trako, el dios prometió que el fuego sería también un aliado para los mortales si estos respetaban su majestad. El resto de los dioses menores prefieren relacionarse poco con Trako, pero debido a la naturaleza primigenia y vinculada al mundo no pueden evitar verse influenciados, o necesitados, de él en algún momento.

Clero y rituales

Se dice que Trako ofrece poder a cambio de servidumbre, mas aquellos que fallan conocen un tormento sin fin. Es poco o más bien nada lo que se sabe sobre la organización de su Iglesia. Sin embargo, se sabe que sus templos suelen ser subterráneos o cerca de fuentes activas de fuego, como volcanes. Hay una creencia extendida de que todas las hogueras o fogatas permiten al dios del fuego escuchar y ver, y que el gesto de alimentar ese fuego es una ofrenda a su figura.

Los rituales de sus clérigos suelen estar contener horribles sacrificios, ordalías de fuego y marcas de quemaduras por el cuerpo. Su jerarquía se basa en el poder, la sumisión y el miedo, los más fuertes deben gobernar a los débiles, no hay mayor principio que ese. No existe una ritualística ortodoxa en su clero, pues en muchas ocasiones deben actuar escondidos en las sociedades donde operan, por lo que cada culto o secta adapta sus liturgia a su situación. Aquellos servidores que le han agradado lo suficiente, o los considera dignos, pueden ser reclamados una vez mueran por Trako y convertirse en demonios a su servicio. Aunque sus fieles ven esto como una recompensa, Trako simplemente lo considera que es él quien decidirá cuando alguien deja de estar a su servicio o no.

Lugares sagrados

Trako se encuentra vinculado al fuego, por lo que cualquier fuente de fuego puede servir como vía de comunión con el dios. Pero los lugares más apropiados son las calderas volcánicas, y las simas que se adentran hacia el corazón del mundo. A menudo son lugares de difícil acceso para los mortales y solo los que aguantan el calor del elemento del dios pueden llegar.

  • Utamaro: El gran volcán de Hyan es un lugar de gran poder vinculado a Trako, se dice que es una entrada al infierno y está custodiado por los ulokis, dragones de fuego sometidos a la voluntad del dios.
  • Magmör: En la capitán de Udukán, Kadún, se encuentra una sima que alcanza el mismo corazón del mundo donde los fuegos de Trako fluyen incandescentes. El Magmör es uno de los lugares más sagrados del dios del fuego, y también lugar del que emergen sus numerosos demonios y espíritus de fuego.

Trako en Aldor

Los servidores de Trako regían las tierras aldorianas antes de la llegada de Aldor I y sus seguidores, la llegada de estos provocó el derrumbe del imperio de Udukán y la fundación del reino de Aldor. Durante la historia del reino han surgido numerosos cultos trakistas siendo el más importante la Legión Oscura, una secta que alumbró a su hijo Akhatos y conspiró para la victoria del dios del fuego durante la [[Gran Guerra].

Durante la mayor parte de la Cuarta Edad el culto a Trako fue predominante debido al dominio del imperio leakhán, pero tras su caída los seguidores de Trako huyeron a Udukán o se escondieron de los fieles a la Luz. En la actualidad no existe ningún templo de Trako conocido, el último fue destruido en la antigua capital leakhán, Kota Besar Dewa, la anteriormente conocida como Bassara. Pero es probable que los seguidores del dios del fuego sigan actuando en las sombras conspirando para que, una vez más, el dominio del Caudillo Ígneo vuelva a ser supremo.

Nombres en otras lenguas

  • Eyneo y lénico: Tharakoros (Lord Sombrío)
  • Sirdario: Zhâkor (Padre de las Mentiras)
  • Yag: Tirolas (El Incendiario)
  • Leakhán: Arkoron Kahn (Señor del Todo)
  • Yagûl: Levonoin (El Asesino del Alba)
  • Merón: Turumm (Destructor de Ingenios)
  • Contio: Kumon (Fuego de Tormenta)
  • Halaii: Siath (El Desierto)
  • Kun: Khozomîm (Fuego de Forja)