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[[Archivo:Nuin.jpg|300px|thumb|left|Nüin Ha-li, Señor de Uduk]] | |||
===La maldición de Uduk=== | ===La maldición de Uduk=== | ||
Revisión actual del 16:47 7 jun 2020
La ciudad maldita de Uduk es una leyenda oscura en las tierras aldorianas. En tiempos antiguos, antes de la llegada de Aldor o el dominio de los orcos, los valles del Lames y el Artios eran el hogar de la civilización umi y Uduk era su capital. Se desconoce el nombre umi, pues Uduk es el nombre que se le dieron los yag a la ciudad y significa, literalmente, orco en su lengua.
El dominio de Grazor
La ciudad fue conquistada por el demonio Grazor y sus huestes de orcos en el apogeo del imperio de Udukán de la Segunda Edad, setecientos años antes de la llegada de Aldor el Fundador. Grazor aniquiló la cultura umi y los esclavizó hasta la extinción, y decidió asentar su capital en Uduk.
Durante este período Uduk se convirtió en un epicentro de maldad. Atrajo innumerables villanos, monstruos y servidores de Trako, siendo uno de ellos el poderoso nigromante yagûl A'khar. La ciudad prosperó, su arquitectura se volvió retorcida y oscura sepultando cualquier rastro de su origen umi. Desde Uduk, Grazor dirigía sus legiones a la conquista de los territorios circundantes en nombre del dios del fuego.
La Guerra de la Gran Alianza
Cuando Aldor el Fundador arribó a las costas de la futura Ymber en el 4002 SE, Grazor intentó expulsarle, pero fracasó cuando el eyneo forjó alianzas con los yag, los leitnas y los sirdarios. La Guerra de la Gran Alianza se alargo doce años, fue un conflicto brutal entre la luz y la oscuridad en la que los ejércitos aliados guerrearon las huestes de Grazor buscando expulsar al demonio y a los orcos de los valles del Lames y el Artios.
El punto álgido de la campaña fue el Sitio de Uduk, los ejércitos aliados asediaron la capital de Grazor. Cuando la derrota se cernía sobre humanos, elfos, enanos y leitnas, el príncipe yag Vanuyel Vië retó en duelo singular al gran demonio. El elfo abatió a Grazor provocando el colapso del ejército orco y propiciando la victoria de Aldor y sus aliados.
La batalla había dejado miles de muertos en las calles de Uduk. Además de esto, el eco de una maldad que había morado en aquel lugar durante siglos casi permanecía adherido a sus muros. Ningún colono quiso tomar la ciudad como hogar y, finalmente, Uduk fue abandonada y olvidada.
La maldición de Uduk
Pero la magia negra permaneció en aquel lugar, filtrándose como un veneno hasta extenderse por toda la ciudad. Bajo la superficie de Uduk el nodo de magia nigromántica de A'khar empezó a derramar su magia oscura, al principio fueron susurros de los difuntos y torturados durante generaciones, luego las sombras cobraron forma y algunos de los que allí murieron se alzaron recobrando una macabra normalidad.
Una vez hogar de los umi, luego de los orcos, ahora Uduk pertenecía a los espectros. Y sobre ellos se encontraba el resucitado A'khar, ahora no-muerto, que sería conocido desde ese momento como el Ácaro. La ubicación de la ciudad se perdería, su historia convertida en una leyenda y aquellos desafortunados que decidieran hollar su calles malditas acaban formando parte de sus macabros habitantes.
Uduk, ciudad de los muertos
La ciudad ha permanecido oculta desde su abandono, aunque visitada a menudo por aventureros que buscan saquear sus tesoros, pocos regresan vivos para contarlo. A finales de la Tercera Edad se reveló un nuevo señor en Uduk, Nüin Ha-li, un no-muerto yag, se alzó con el dominio de la urbe y sus muertos. Se convirtió en una amenaza muy real para el reino de Aldor y, aunque los muertos de Uduk siempre han anhelado ser dejados en paz por los vivos, conspiraron contra Aldor en numerosas ocasiones.
A finales de la Tercera Edad, Uduk apoyó a los vivos en la Gran Guerra conscientes de que el dominio absoluto de Trako iba a suponer también su final. Nüin Ha-li se unió a los archimagos Schalabuffo de Txalaxa y Valraen Glenn para detener la amenaza de Daegan el Archinigromante. Al finalizar la guerra, Sarra ofreció la redención a todas las almas condenadas de Uduk y miles fueron purificadas en el proceso. No se sabe cuántas aceptaron el perdón, pues poco tiempo después con el Advenimiento de la Niebla la magia que animaba a los no-muertos de Uduk desapareció dejando a la ciudad en silencio tras más de mil años maldita.