Tanezros

Muerte Roja, Madre Roja

• Color: granate.
• Género: hembra.
• Edad: 13.000 años.
• Alineamiento: maligno.
• Guarida: Utamaro.

Se dice que para ver nacer a sus dos hijas, Svrashaa se mantuvo cincuenta años inmóvil sobre los huevos de éstas. Del primer huevo que eclosionó salió Tanezros, con unas escamas rojas que reflejadas por primera vez al sol se oscurecieron de tal modo que su padre profetizó un futuro combate entre ambas hijas.

Tanezros en un principio se mostraba partidaria de ayudar a uno u otro bando en conflicto en la guerra entre razas que se desataba en las llanuras de la isla. Pero tras las negativas de su padre, y su propia maduración como dragona hicieron que pronto dejase de importarle los asuntos ajenos a los de su creciente especie.

Su relación con su hermana Crisobia siempre fue difícil. El carácter autoritario de Tanezros chocaba contra la fuerte voluntad de su hermana, y poco a poco una diminuta semilla de odio fue germinando entre ambas. Muchas veces, cuando en la superficie se libraban batallas multitudinarias entre los bandos en guerra, en los cielos se provocaban verdaderas peleas entre hermanas que en la mayoría de los casos siempre terminaban en empate, pues Svrashaa las separaba con sus alas impenetrables.

Ya habían cumplido los 700 años de edad cuando una tarde Tanezros, decidida a heredar todo el saber y poder de su padre, atacó a traición a su hermana. De la batalla entre las dos se cuenta que el cielo se oscureció y estalló en una tormenta de relámpagos oscuros, que las aguas se encresparon y que el suelo de la isla tembló durante tres días enteros. Del desastre natural provocado entre ambas la Gran Isla de Svrashaa empezó a hundirse bajo las aguas.

Atentos a estos sucesos, los dioses construyeron un nuevo mundo para todas las razas. Un mundo suficientemente grande como para evitar confrontaciones continuas entre ellas. Las dos hermanas, heridas de gravedad, se dirigieron a lados opuestos del mundo. Tanezros labró su guarida en las profundidades de Hyan y allí empezó a engendrar una nueva generación dragones que, a partir de ese momento, tendrían que dominar los cielos del nuevo mundo; los dragones cromáticos.