Halayad
El desierto de Halayad no es árido y baldío como el de Ah'mid, pues en él hay oasis, barrancos que corren durante la temporada húmeda, e incluso sierras donde crecen la higuera, la palmera y los sicomoros.
Los habitantes de Halayad (llamados halaii) no constituyen una verdadera nación, sino más bien un conjunto de clanes y tribus, aunque Ad´dji puede considerarse la capital.
Aunque no son especialmente malvados, sí son despiadados con los extranjeros no invitados y con las otras tribus cuando guerrean. Suelen vestir ropas oscuras, túnicas y telas que les cubren casi todo el cuerpo, protegiéndolo de la ferocidad del sol en estas regiones.
Sus malas relaciones con los veolianos han durado ya siglos, de pequeñas escaramuzas, o batallas abiertas. Con el resto de pueblos están más o menos abiertos al comercio, aunque no dudan en convertirse de compradores en saqueadores si ven la oportunidad.
Las caravanas halaii cruzan el desierto llevando especias, dátiles, miel y gemas preciosas. Sus guías conocen las rutas entre las cambiantes dunas, por lo que son casi imprescindibles para atravesar estas regiones.