Vinya Amaloen
Vinya fue un hombre mortal, tan bello y tan hermoso que era admirado y amado tanto por los dioses como por los hombres. Pero él había entregado su amor a [[Ruballa|la Dama Silenciosa]. La diosa visitó a Vinya y miró en su corazón, y lo amó con pasión.
Al transcurrir los años, una sombra oscureció el corazón de Ruballa, pues los años de Vinya se escapaban, y ni siquiera contaba con la larga vida de los yag. Recurrió a su poder divino y mediante oscuros ritos nigrománticos logró que la sangre de Vinya pudiera ser renovada y mantener con vida al joven mortal.
Pero Vinya Amalöen no halló reposo, y su cuerpo reclamaba nueva sangre continuamente. Y aunque su carne no envejecía ni se corrompía, su belleza se perdió, y aborrecía la compañía de los vivos y su luz. Así nació el primer vampiro, y la estirpe maldita de Vinya han perturbado el sueño de los vivos aún hasta nuestros días. Pues al cabo de siglos Vinya adquirió el suficiente poder para convertir a otros a su misma condición, cediendo parte de su esencia.
Nadie sabe si Vinya, el Padre de los Vampiros, sigue vivo en algún remoto rincón de Mundo.