Diferencia entre revisiones de «Ruballa»

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'''Ruballa''', hija de [[Trako]], es la diosa de la muerte, señora de los Páramos Desolados y destino final de toda alma de Mundo si ningún dios la reclama. Su macabra labor jamás termina, pues su poder es lo que separa la vida de la muerte.


==Datos generales==
'''Ruballa''', hija de [[Trako]], es la diosa de la muerte, señora de los [[Páramos Desolados]] y destino final de toda alma de [[Mundo]] si ningún dios la reclama. Su macabra labor jamás termina, pues su poder es lo que separa la vida de la muerte. La Dama Silenciosa nació del rencor de su padre al contemplar los primeros seres vivos alumbrados por [[Vryllia]], y durante mucho tiempo ese rencor fue la misma esencia de la diosa.
 
Ruballa gobernaba extensiones vacías, sin forma ni sentido; un reino abandonado en un abismo sin luz ni calor, con la única compañía de su odio por el maravilloso mundo que se le había negado. Sin embargo, todo cambió a medida que las primeras almas fueron uniéndose a ella; aquel vacío comenzó a cobrar forma y, con ello, Ruballa empezó a aprender de los difuntos todo aquello que habían experimentado durante su vida. La diosa de la muerte dejó atrás el rencor para abrazar una ecuánime sabiduría e insaciable sed de conocimientos. Con cada alma que poblaba su reino, su sabiduría se expandía, y se volvía cada vez más consciente de su papel en el orden de las cosas.
 
===Dama Silenciosa===
 
Ruballa personifica la muerte en todas sus manifestaciones y en todas las cosas, desde los más grandes héroes hasta los más diminutos tallos en flor. Desde su reino, anhela la llegada de nuevas almas, y para acelerar este proceso, engendró enfermedades y plagas. Sin embargo, a pesar de lo que muchos puedan creer, estas calamidades no han sido causadas por maldad, sino impulsadas por una insaciable curiosidad que nunca podrá satisfacer, ya que su esencia está hecha de la propia Nada.
 
En silencio, observa cómo las almas se presentan ante ella, compartiendo maravillas que jamás podrá experimentar. Atesora los secretos relatados con ahínco, utilizándolos para alterar su reino y recrear una sombría y lóbrega réplica del nuestro. Algunos sostienen que cuando llegue el fin de los tiempos y todas las almas lleguen a su reino, el mundo sombrío creado por Ruballa sustituirá al anterior.
 
===Señora de lo Efímero===
 
Los no muertos, otra de sus creaciones más temidas por los mortales, surgieron en los primeros tiempos después de que Ruballa fuera creada por [[Trako]]. La diosa de la muerte hace una distinción entre los no muertos con voluntad propia y los cadáveres reanimados mediante magia negra. La relación de Ruballa con los primeros es complicada: por un lado, son sus criaturas, ya que el primero de estos [[Vinya Amaloen|seres]] fue creado por voluntad de la diosa; por otro lado, al ser almas que no llegan a su reino, representa conocimiento perdido. No obstante, los tolera y en ocasiones actúa a través de estas terribles criaturas.


* '''Categoría''': Dios menor
En cuanto a los cadáveres reanimados, Ruballa siente indiferencia; sus almas ya están junto a ella, y la carne que se pudre pertenece al mundo físico. Es importante destacar que, aunque los mortales la acusan de crear esta clase de no muertos, en realidad, son los propios mortales quienes, mediante el uso de la [[Magia|magia]], alzan esta clase de monstruosidades.
* '''Otros nombres''': Dama Silenciosa, Señora de lo Efímero
*'''Símbolos''':
* '''Alineamiento''': neutral maligno
* '''Dominios''': ''[[Dominio de Muerte|muerte]]'', ''[[Dominio de Muerte viviente|muerte viviente]]'', [[Dominio de Destrucción|destrucción]], [[Dominio del Mal|mal]], [[Dominio de la Oscuridad|oscuridad]], [[Dominio de Sueño|sueño]].


==Mitos y leyendas==
===Reina de la Noche===


'''Ruballa''' es la primogénita de los hijos de [[Trako]]. Según la leyenda, el odio del dios del fuego al ver las criaturas que [[Sarra]] creó y que poblaban la tierra, y la ira por no poder dominar ésta creación, fue lo que le condujo a dar nombre a Ruballa, trayendo la muerte a Mundo, y condenando a los seres mortales a consumirse poco a poco hasta ser arrastrados al olvido.  
Aunque con el paso de las eras, Ruballa se ha distanciado de su padre, la oscuridad persiste en ella y en ocasiones actúa con perversidad para satisfacer su ansia por obtener almas. En el albor de los tiempos, muchos prefirieron el siniestro y tranquilo abrazo de la diosa de la muerte en lugar del autoritario e implacable gobierno del dios del fuego, ya que Ruballa, a pesar de su malicia, es justa en sus resoluciones. Se considera a sí misma la verdadera señora de la oscuridad, pues su padre, a pesar de toda su maldad, genera luz a través del fuego, mientras ella prospera entre tinieblas. Conocedora de todos los secretos que llegan a su reino, sus seguidores acuden a la diosa para descubrir verdades perdidas, que solo revela durante la noche con los rituales adecuados.


La Dama Silenciosa, como también se conoce a la diosa, detesta toda la creación pues sólo ha conocido el tormento desde el primer instante de su existencia. Habita en un abismo, vacío de todo vestigio de luz y calor, rodeada de las almas sin descanso que vagan en eterna condena.
==Historia==


Todos los dioses se lamentaron al nacer Ruballa, y ejerciendo su poder reclamaron las almas de los mortales que les eran gratos, librándoles así de las garras de la Dama Silenciosa. Incluso el [[Trako|Lord Sombrío]] teme a su hija, ya que mientras el resto de su progenie anhela algo que él les puede ofrecer, la Señora de lo Efímero solo desea el cese de la existencia.
Ruballa comenzó luchando junto a su padre en los albores del tiempo, alzando cadáveres para combatir a su favor. Sin embargo, a medida que las almas se agolpaban en su reino y su conocimiento crecía, se fue distanciando de las guerras de su padre contra Eldor. A lo largo del tiempo, sus motivaciones cambiaron, pero siempre acudió a la llamada de Trako, y sus seguidores, si tuvieron que elegir bando, se situaron del lado del mal.


Es, no obstante, con los dioses creadores de vida, [[Sarra]] y [[Sirgga]], con quienes su contienda es más feroz. Aunque la guerra entre [[Eldor]] y [[Trako]] siempre ha sido vista como el mayor de todos los enfrentamientos entre deidades, las posturas irreconciliables entre Sarra y Ruballa hacen que la suya sea una batalla aún más relevante, pues no es sobre el dominio de Mundo y la creación, sino sobre su misma permanencia.
Con el paso de las edades de los mortales, Ruballa se ha vuelto sabia y poderosa. Pero fue en la hecatombe de la [[Gran Guerra]] cuando su poder alcanzó su punto máximo, al mismo tiempo que sufrió el golpe más devastador. Con el [[Magia#El Advenimiento de la Niebla|Advenimiento de la Niebla]], las pocas conexiones que tenía con el mundo mortal a través de sus creaciones se perdieron y para ella fue como quedarse absolutamente ciega. Aunque las almas de los mortales seguían llegando a su reino y contándole sus secretos, era incapaz de intervenir en el mundo de los vivos.


La diosa Ruballa no suele visitar el mundo de los vivos, sin embargo, existen historias que relatan cómo se sirve del sueño de los mortales para comunicarse con ellos, sea para reclamar su servicio, sea para hacerles el fatídico anuncio de un próximo encuentro con ella.
A medida que la magia fue regresando con el paso de los siglos, muchos nuevos seguidores ahora veneran a la diosa como guardiana de los secretos. Los mortales buscan respuestas más que nunca y acuden a su figura para ello. Ruballa escucha a estos mortales satisfecha y responde, lo que ha llevado a la proliferación de pequeños cultos a la muerte y la noche desde entonces. En la actualidad, sus fieles se alinean tanto a un lado como al otro en la eterna lucha del bien contra el mal, lo que hace que la gente en general siga desconfiando de ellos.


==Historia reciente==
==Relaciones con otros dioses==
[[Archivo:Ruballa.jpg|left|200px|thumb|''Fresco de "La buena muerte"''. Casa de los Muertos de Nueva Angor.]]
Ruballa tiene buena relación con su hermano [[Amal]], cuyas guerras y conflictos suelen traer un caudal de almas a su reino. Sin embargo, con Trako, las relaciones son tensas, ya que su padre le exige obediencia y Ruballa se siente obligada, sabiendo que incluso los servidores del fuego acabarán en sus dominios. La mayoría de los dioses han aceptado a Ruballa como una fuerza inevitable con la que deben convivir, pero mantiene un continuo enfrentamiento con las diosas de la vida, [[Sarra]] y Vryllia, y el dios de la luz, [[Eldor]], debido a sus creaciones antinaturales y la propagación de la enfermedad.


Como consecuencia de la [[Gran Guerra]] y los tiempos oscuros que vinieron tras ella, la muerte se convirtió en algo tan cotidiano en la vida diaria de las gentes que se necesitó encontrar una forma de aceptación e incluso de culto.


La superstición y el miedo hacia la no muerte, hacia los siervos de Ruballa, había comenzado a formar parte de la historia anterior al Advenimiento de la Niebla. Aunque no hay estudios concluyentes al respecto, los escritos de algunos [[Guardián del saber|Guardianes del Saber]] y de teóricos de la magia, consideran que el [[Magia|Cataclismo mágico]] afectó también a los fieles de Ruballa, que perdieron su poder para retornar y subyugar a los caídos.  
Por su insaciable necesidad de poseer secretos y su infinita sapiencia gracias a ellos, Ruballa busca el entendimiento con [[Dloose]] y podría considerarse que tienen una relación cordial cuando de ampliar conocimientos se trata. A pesar de lo que muchos creen, la diosa de la muerte aborrece a los nigromantes, pues su fin último es la inmortalidad, lo que implica que sus almas jamás llegarán a su reino.Por ello, no siente simpatía por [[Lebrak]], pues considera que los usuarios de la magia han robado sus secretos y han creado criaturas no vivas.  Además, siente las obras de arte que inspira Lebrak para que los mortales sean recordados, como una forma de robarle parte de las almas que reclama. Sin embargo, tiene un especial aprecio por [[Jaqoh]], ya que es la única diosa que acude a su reino trayéndole noticias del mundo de los vivos sin exigirle nada a cambio.


Sin embargo, la muerte se cernía incontenible sobre las poblaciones supervivientes. Las sucesivas pestes, el constante estado de guerra, las hambrunas, etc., hicieron necesaria la existencia de personas que se ocuparan de los fallecidos, que retiraran sus cadáveres de las calles y de las casas de curación. Se crean entonces los mortuorios, grandes edificaciones intramuros en las que los cadáveres son preparados para el Juicio de Aidel, así como la Hermandad Hasmarita, encargada de ésta tarea tras las murallas de Nueva Angor desde finales del siglo tercero de la Cuarta Edad.
Más allá de estas relaciones, Ruballa siente un profundo resentimiento hacia el resto de los dioses cuando reclaman las almas de sus más fieles devotos. La diosa de la muerte considera esto una ofensa, ya que son secretos y conocimientos que jamás poseerá.


==Clero y rituales==
==Clero y rituales==


El culto a Ruballa no cuenta con una iglesia organizada o naciones que la adoren abiertamente - con la notable excepción de la [[Kral|Isla Kral]] - , aunque sus siervos han contado siempre con la fama de estar entre los más peligrosos de Mundo. Cuando un posible fiel de la diosa perece, Ruballa se le aparece proponiéndole servidumbre incondicional a cambio de un estado de salud aparente. Las desdichadas almas que aceptan se convierten en esclavos de la Dama Silenciosa, condenados a compartir su vacío. Sin embargo, estos esbirros de la diosa, pueden llevar una vida relativamente normal hasta que su señora demanda algo de ellos.
El culto a Ruballa a menudo es complejo y mal entendido, por lo que es visto con hostilidad. La muerte es algo temido y muchos sienten verdadero terror al creer que sus almas o cuerpos pueden ser profanados al morir. La realidad es que a la diosa le resulta indiferente este asunto, siempre y cuando las almas de los difuntos acudan ante ella. Sus siervos son tan variados como las caras de la diosa, desde la virtuosa sacerdotisa que protege a los muertos hasta acólitos viles que alzan servidores de ultratumba para cumplir la presunta voluntad de la diosa. Desde su perspectiva, ambos caminos llevan al mismo lugar: frente a ella, por lo que a unos y otros entrega sus bendiciones.


Además de las historias sobre los siervos de la Dama de lo Efímero, desde el inicio de los tiempos, la superstición con respecto a la diosa ha estado unida a ciertos rituales y tradiciones. El más extendido, recogido en diferentes compendios de mitos y costumbres de Mundo, se refiere a la noche de difuntos, durante la luna nueva del mes de Ruballa; se cuenta que en esa noche, duendes, hadas y seres mágicos de otra índole caminan por el mundo de los vivos. Las puertas y ventanas de las casas se cierran, y la luz de las velas alumbra el interior durante toda la noche.  
Las '''Casas de los Muertos''' se fueron haciendo comunes en las ciudades humanas durante la [[Cuarta Edad]], estos monasterios son hogar de las '''plañideras de Ruballa''', hermandades formadas por mujeres que han sufrido una gran pérdida personal, normalmente viudas, que lloran y suplican a la diosa para que proteja a los muertos de ser alzados. Estos centros de culto están verdaderamente protegidos y los muertos ahí enterrados no pueden ser alzados como muertos vivientes.


===La Hermandad Hasmarita===
Su dominio sobre la noche favorece el surgimiento de cultos de brujas y brujos que agasajan a la diosa en busca de conocimientos. Durante el mes que lleva su nombre, las noches son más oscuras y hacen más sencillo el contacto con las almas de los que se marcharon, pudiendo susurrar secretos a los vivos. Durante estas noches, los vivos dejan velas encendidas y cierran puertas y ventanas para ahuyentar a los espíritus. En esta época, los aquelarres se suceden en busca de poder a través del conocimiento perdido que Ruballa ofrece.


[[Archivo:Ruballa.jpg|derecha|thumb|''Fragmento del fresco de "La buena muerte"''. Mortuorio de Nueva Angor.]]
Aunque existen cultos terribles y acepta sacrificios de mortales, Ruballa no acepta el sacrificio de recién nacidos o niños demasiado jóvenes, ya que su corta vida no les permite poseer algo que la diosa encuentre interesante. Algunos ven esto como una muestra de que Ruballa no es tan ''perversa'', mientras que para otros demuestra su diabólico pragmatismo.
Al ser el territorio aldoriano un foco de constantes guerras y conflictos, la nueva religiosidad Angoriana llevó a la creación de egos y hermandades que dulcificaran el trance de la muerte, que se había convertido en un elemento muy presente del día a día de la ciudad.  


De esta forma, al servicio de la cara más amable de Ruballa, Hasmar, surge la Hermandad Hasmarita, encargada de la atención a los moribundos en el Mortuorio de Nueva Angor. Nace durante los tiempos de tolerancia religiosa de la regencia de Elnal de Litiak, fundada por Lady Yserla, viuda de Donriel Oiranar, desaparecido en combate junto a un grupo de milicianos que patrullaba la zona sur de las Colinas del Adiós.
==Lugares sagrados==


Solamente mujeres integran las filas de las Hasmaritas, en su mayoría viudas de guerra. Cubren su cuerpo y su rostro con mantos, morados en el caso de las hermanas velantes, y amarillos para la Máxima Adoratriz de Hasmar, quien dirige el funcionamiento del mortuorio.
La muerte está presente en todas partes, pero el verdadero dominio de la diosa Ruballa se conoce como los [[Páramos Desolados]], un reino apartado del mundo mortal al que solo las almas pueden acceder quedando sujetas a la voluntad de la diosa.


El cometido de esta hermandad, es el de preparar las almas de los moribundos y los cuerpos de los difuntos antes del sepelio, para que puedan ser llamados a la mesa de su dios protector y no queden vagando en la nada, a merced del beso de Ruballa. Además de guiar a las gentes en sus últimas plegarias, las hasmaritas preparan la mortaja con los símbolos de la deidad del difunto, pequeñas medallas y colgantes, que se prenden en el sudario y se entierran junto al cuerpo del fallecido con la creencia de que así se evita su retorno como siervo de la Dama Silenciosa. 
También existen lugares específicos dentro de Mundo que destacan por su conexión especial con Ruballa:


Pese a que su labor es importante y necesaria, el pueblo tiende a mirar a las Hasmaritas con recelo llevados por la superstición y por lo peculiar de su oficio, que mantiene a éstas mujeres en permanente contacto con la muerte.
*'''[[Númedon|Meseta de Numa]]''': esta meseta se encuentra en la siniestra tierra de Númedon y fue escenario de la poderosa maldición del nigromante Shaek Mazaadam, que convirtió a sus habitantes en los terroríficos [[Numa|numa]], sometidos al dominio de la diosa.


No es inusual encontrar Hasmaritas por las calles de la ciudad, proclamando la necesidad de seguir a los dioses para evitar que los muertos caminen.
*'''[[Kral|Portal de los Lamentos]]''': se describe este lugar en la isla Kral como un auténtico portal entre el mundo de los mortales y los Páramos Desolados. Se dice que quienes cruzan su umbral mueren inmediatamente, convirtiéndose en moradores del reino de Ruballa y quedando atrapados en su eterno dominio.


==Otros datos==
==Ruballa en Aldor==
El culto a Ruballa nunca gozó de gran popularidad en Aldor debido a la presencia de devotos malignos, como los nigromantes Mantrol Skull y el Señor de [[Uduk]], [[Nüin Ha-Li]], quienes castigaron al reino de Aldor con sus actos.


*'''Morada''': Páramos Desolados.
Sin embargo, con la llegada de la [[Cuarta Edad]] y la ausencia de nigromantes durante cuatro siglos, los recuerdos de sus depravaciones se convirtieron en mitos. Además, la muerte era algo cotidiano y la apertura de las '''Casas de los Muertos''' permitió que la gente de las tierras aldorianas mirara a la diosa de la muerte con menos recelo. En la actualidad todavía se la observa con temor, ya que cuando uno se encuentra con uno de sus devotos nunca sabe exactamente cuáles son sus verdaderas intenciones.
*'''Colores''': Negro, morado y amarillos pálidos.
*'''Áreas de influencia''': La muerte, la enfermedad, las plagas, los cementerios.
*'''Adoradores''': Médicos, nigromantes, enterradores, dementes.
*'''Arma favorecida''': Segadora de Almas (guadaña)
*'''Clase preferida''': Ninguna.
*'''Vestimentas predilectas''': Ropajes austeros y sencillos.


==Nombres en otras lenguas==
==Nombres en otras lenguas==

Revisión actual del 18:04 25 jul 2023

Símbolo de Ruballa
Títulos: Dama Silenciosa, Señora de lo Efímero, Reina de la Noche
Símbolo: Un rostro, mitad una mujer bella y la otra mitad una calavera.
Influencia en: La muerte, la enfermedad, las plagas, los cementerios, los secretos.
Colores: Negro, morado y amarillos pálidos.
Mes: Mes de los difuntos.

Ruballa, hija de Trako, es la diosa de la muerte, señora de los Páramos Desolados y destino final de toda alma de Mundo si ningún dios la reclama. Su macabra labor jamás termina, pues su poder es lo que separa la vida de la muerte. La Dama Silenciosa nació del rencor de su padre al contemplar los primeros seres vivos alumbrados por Vryllia, y durante mucho tiempo ese rencor fue la misma esencia de la diosa.

Ruballa gobernaba extensiones vacías, sin forma ni sentido; un reino abandonado en un abismo sin luz ni calor, con la única compañía de su odio por el maravilloso mundo que se le había negado. Sin embargo, todo cambió a medida que las primeras almas fueron uniéndose a ella; aquel vacío comenzó a cobrar forma y, con ello, Ruballa empezó a aprender de los difuntos todo aquello que habían experimentado durante su vida. La diosa de la muerte dejó atrás el rencor para abrazar una ecuánime sabiduría e insaciable sed de conocimientos. Con cada alma que poblaba su reino, su sabiduría se expandía, y se volvía cada vez más consciente de su papel en el orden de las cosas.

Dama Silenciosa

Ruballa personifica la muerte en todas sus manifestaciones y en todas las cosas, desde los más grandes héroes hasta los más diminutos tallos en flor. Desde su reino, anhela la llegada de nuevas almas, y para acelerar este proceso, engendró enfermedades y plagas. Sin embargo, a pesar de lo que muchos puedan creer, estas calamidades no han sido causadas por maldad, sino impulsadas por una insaciable curiosidad que nunca podrá satisfacer, ya que su esencia está hecha de la propia Nada.

En silencio, observa cómo las almas se presentan ante ella, compartiendo maravillas que jamás podrá experimentar. Atesora los secretos relatados con ahínco, utilizándolos para alterar su reino y recrear una sombría y lóbrega réplica del nuestro. Algunos sostienen que cuando llegue el fin de los tiempos y todas las almas lleguen a su reino, el mundo sombrío creado por Ruballa sustituirá al anterior.

Señora de lo Efímero

Los no muertos, otra de sus creaciones más temidas por los mortales, surgieron en los primeros tiempos después de que Ruballa fuera creada por Trako. La diosa de la muerte hace una distinción entre los no muertos con voluntad propia y los cadáveres reanimados mediante magia negra. La relación de Ruballa con los primeros es complicada: por un lado, son sus criaturas, ya que el primero de estos seres fue creado por voluntad de la diosa; por otro lado, al ser almas que no llegan a su reino, representa conocimiento perdido. No obstante, los tolera y en ocasiones actúa a través de estas terribles criaturas.

En cuanto a los cadáveres reanimados, Ruballa siente indiferencia; sus almas ya están junto a ella, y la carne que se pudre pertenece al mundo físico. Es importante destacar que, aunque los mortales la acusan de crear esta clase de no muertos, en realidad, son los propios mortales quienes, mediante el uso de la magia, alzan esta clase de monstruosidades.

Reina de la Noche

Aunque con el paso de las eras, Ruballa se ha distanciado de su padre, la oscuridad persiste en ella y en ocasiones actúa con perversidad para satisfacer su ansia por obtener almas. En el albor de los tiempos, muchos prefirieron el siniestro y tranquilo abrazo de la diosa de la muerte en lugar del autoritario e implacable gobierno del dios del fuego, ya que Ruballa, a pesar de su malicia, es justa en sus resoluciones. Se considera a sí misma la verdadera señora de la oscuridad, pues su padre, a pesar de toda su maldad, genera luz a través del fuego, mientras ella prospera entre tinieblas. Conocedora de todos los secretos que llegan a su reino, sus seguidores acuden a la diosa para descubrir verdades perdidas, que solo revela durante la noche con los rituales adecuados.

Historia

Ruballa comenzó luchando junto a su padre en los albores del tiempo, alzando cadáveres para combatir a su favor. Sin embargo, a medida que las almas se agolpaban en su reino y su conocimiento crecía, se fue distanciando de las guerras de su padre contra Eldor. A lo largo del tiempo, sus motivaciones cambiaron, pero siempre acudió a la llamada de Trako, y sus seguidores, si tuvieron que elegir bando, se situaron del lado del mal.

Con el paso de las edades de los mortales, Ruballa se ha vuelto sabia y poderosa. Pero fue en la hecatombe de la Gran Guerra cuando su poder alcanzó su punto máximo, al mismo tiempo que sufrió el golpe más devastador. Con el Advenimiento de la Niebla, las pocas conexiones que tenía con el mundo mortal a través de sus creaciones se perdieron y para ella fue como quedarse absolutamente ciega. Aunque las almas de los mortales seguían llegando a su reino y contándole sus secretos, era incapaz de intervenir en el mundo de los vivos.

A medida que la magia fue regresando con el paso de los siglos, muchos nuevos seguidores ahora veneran a la diosa como guardiana de los secretos. Los mortales buscan respuestas más que nunca y acuden a su figura para ello. Ruballa escucha a estos mortales satisfecha y responde, lo que ha llevado a la proliferación de pequeños cultos a la muerte y la noche desde entonces. En la actualidad, sus fieles se alinean tanto a un lado como al otro en la eterna lucha del bien contra el mal, lo que hace que la gente en general siga desconfiando de ellos.

Relaciones con otros dioses

Fresco de "La buena muerte". Casa de los Muertos de Nueva Angor.

Ruballa tiene buena relación con su hermano Amal, cuyas guerras y conflictos suelen traer un caudal de almas a su reino. Sin embargo, con Trako, las relaciones son tensas, ya que su padre le exige obediencia y Ruballa se siente obligada, sabiendo que incluso los servidores del fuego acabarán en sus dominios. La mayoría de los dioses han aceptado a Ruballa como una fuerza inevitable con la que deben convivir, pero mantiene un continuo enfrentamiento con las diosas de la vida, Sarra y Vryllia, y el dios de la luz, Eldor, debido a sus creaciones antinaturales y la propagación de la enfermedad.


Por su insaciable necesidad de poseer secretos y su infinita sapiencia gracias a ellos, Ruballa busca el entendimiento con Dloose y podría considerarse que tienen una relación cordial cuando de ampliar conocimientos se trata. A pesar de lo que muchos creen, la diosa de la muerte aborrece a los nigromantes, pues su fin último es la inmortalidad, lo que implica que sus almas jamás llegarán a su reino.Por ello, no siente simpatía por Lebrak, pues considera que los usuarios de la magia han robado sus secretos y han creado criaturas no vivas. Además, siente las obras de arte que inspira Lebrak para que los mortales sean recordados, como una forma de robarle parte de las almas que reclama. Sin embargo, tiene un especial aprecio por Jaqoh, ya que es la única diosa que acude a su reino trayéndole noticias del mundo de los vivos sin exigirle nada a cambio.

Más allá de estas relaciones, Ruballa siente un profundo resentimiento hacia el resto de los dioses cuando reclaman las almas de sus más fieles devotos. La diosa de la muerte considera esto una ofensa, ya que son secretos y conocimientos que jamás poseerá.

Clero y rituales

El culto a Ruballa a menudo es complejo y mal entendido, por lo que es visto con hostilidad. La muerte es algo temido y muchos sienten verdadero terror al creer que sus almas o cuerpos pueden ser profanados al morir. La realidad es que a la diosa le resulta indiferente este asunto, siempre y cuando las almas de los difuntos acudan ante ella. Sus siervos son tan variados como las caras de la diosa, desde la virtuosa sacerdotisa que protege a los muertos hasta acólitos viles que alzan servidores de ultratumba para cumplir la presunta voluntad de la diosa. Desde su perspectiva, ambos caminos llevan al mismo lugar: frente a ella, por lo que a unos y otros entrega sus bendiciones.

Las Casas de los Muertos se fueron haciendo comunes en las ciudades humanas durante la Cuarta Edad, estos monasterios son hogar de las plañideras de Ruballa, hermandades formadas por mujeres que han sufrido una gran pérdida personal, normalmente viudas, que lloran y suplican a la diosa para que proteja a los muertos de ser alzados. Estos centros de culto están verdaderamente protegidos y los muertos ahí enterrados no pueden ser alzados como muertos vivientes.

Su dominio sobre la noche favorece el surgimiento de cultos de brujas y brujos que agasajan a la diosa en busca de conocimientos. Durante el mes que lleva su nombre, las noches son más oscuras y hacen más sencillo el contacto con las almas de los que se marcharon, pudiendo susurrar secretos a los vivos. Durante estas noches, los vivos dejan velas encendidas y cierran puertas y ventanas para ahuyentar a los espíritus. En esta época, los aquelarres se suceden en busca de poder a través del conocimiento perdido que Ruballa ofrece.

Aunque existen cultos terribles y acepta sacrificios de mortales, Ruballa no acepta el sacrificio de recién nacidos o niños demasiado jóvenes, ya que su corta vida no les permite poseer algo que la diosa encuentre interesante. Algunos ven esto como una muestra de que Ruballa no es tan perversa, mientras que para otros demuestra su diabólico pragmatismo.

Lugares sagrados

La muerte está presente en todas partes, pero el verdadero dominio de la diosa Ruballa se conoce como los Páramos Desolados, un reino apartado del mundo mortal al que solo las almas pueden acceder quedando sujetas a la voluntad de la diosa.

También existen lugares específicos dentro de Mundo que destacan por su conexión especial con Ruballa:

  • Meseta de Numa: esta meseta se encuentra en la siniestra tierra de Númedon y fue escenario de la poderosa maldición del nigromante Shaek Mazaadam, que convirtió a sus habitantes en los terroríficos numa, sometidos al dominio de la diosa.
  • Portal de los Lamentos: se describe este lugar en la isla Kral como un auténtico portal entre el mundo de los mortales y los Páramos Desolados. Se dice que quienes cruzan su umbral mueren inmediatamente, convirtiéndose en moradores del reino de Ruballa y quedando atrapados en su eterno dominio.

Ruballa en Aldor

El culto a Ruballa nunca gozó de gran popularidad en Aldor debido a la presencia de devotos malignos, como los nigromantes Mantrol Skull y el Señor de Uduk, Nüin Ha-Li, quienes castigaron al reino de Aldor con sus actos.

Sin embargo, con la llegada de la Cuarta Edad y la ausencia de nigromantes durante cuatro siglos, los recuerdos de sus depravaciones se convirtieron en mitos. Además, la muerte era algo cotidiano y la apertura de las Casas de los Muertos permitió que la gente de las tierras aldorianas mirara a la diosa de la muerte con menos recelo. En la actualidad todavía se la observa con temor, ya que cuando uno se encuentra con uno de sus devotos nunca sabe exactamente cuáles son sus verdaderas intenciones.

Nombres en otras lenguas

  • Eyneo y lénico: Tánates (Muerte)
  • Yag: Neilias (La que trae el final)
  • Norteño: Khon (Gélida)
  • Númedon: Hieel (Reina de Sombras)
  • Kral: Ekat (Emperatriz)
  • Sirdaria: Thârgoz (Herrumbre)