Batalla del Lago Gris
Las orillas orientales del lago gris dieron origen a la batalla más importante hasta la fecha. Los enanos habían combatido con distintas razas y tribus, pero las armas enanas nunca se habían enfrentado entre ellas. La batalla decisiva de las Guerras Enanas se conoce como la batalla del Lago Gris que enfrentó a los levoneses y a los renegados kun.
Primera fase
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Las tropas kun, menores en número, dispusieron sus ejércitos para hacer frente a la marea levonesa. Ponían en juego una unidad hasta la fecha desconocida: el brujo. Corruptos por los poderes de los demonios de Khozomîm (Trako), estas unidades componían la Élite Kun junto con los guerreros, maestros de armas traidores y campeones divinos de Khozomîm. Los levoneses ya conocían estas temibles unidades y poco podían hacer contra ellas. Ellos eran hombres de armas, poco dados a la práctica de cualquier tipo de brujería.
A diferencia de los Kun, ellos no mostraron a sus unidades de élite. Los camuflaron entre el resto de guerreros y los diseminaron entre el bloque de tropas oriental. La élite Kun vestía armaduras con los colores de Khozomîm y su posición se distinguía claramente en el campo de batalla.
Segunda fase
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Los kun se lanzaron directamente hacia las tropas levonesas, intentando abrir una brecha en su parte más débil. Los generales levoneses dieron órden de retirada y retrocedieron para entablar combate directo lo más tarde posible. La élite levonesa se mantuvo en su puesto mientras se posicionaban por el flanco del enemigo kun. Las plegarias a Amal eran continuas. Si la línea se rompía, habrían perdido la batalla.
Tercera fase
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La élite kun dotada de poderes sobrenaturales se abriría paso irremediablemente, así que siguieron retrocediendo para dar tiempo a sus compañeros a rodear al enemigo. Los kun pedían ayuda a sus generales, estaban siendo flanqueados por los levoneses. Sus peticiones fueron desatendidas, cegados por la rabia siguieron avanzando hasta chocar con la línea levonesa que no podía seguir retrocediendo.
Cuarta fase
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La élite levonesa se desprendió de sus capas de pieles y salió de entre el grupo de guerreros: los maestros de armas levoneses no llevaban armadura y portaban sólo sus grandes hachas afiladas. No tenían tiempo para defender, o alcanzaban la retaguardia de la élite Kun o romperían sus líneas. Se lanzaron gritando con un rugido que hizo sonreír al propio Amal. El flanco Kun cayó como un tronco al sentir el acero levonés. Partían desde una posición de altura y se abrieron paso hasta el corazón de la formación enemiga.
Quinta fase
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El frente levonés que resistía a la élite kun estaba diezmado cuando consiguieron llegar a su retaguardia. Sólo la sangre levonesa y el sentimiento de defensa de su patria y forma de vida pueden explicar cómo resistieron en esas condiciones. Algunos estaban ciegos, otros malditos y algunos simplemente volatilizados por el poder de los brujos kun.
Sexta fase
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La élite kun finalmente consiguió romper la formación levonesa y los que quedaban vivos consiguieron escapar, pero sus tropas regulares habían sido masacradas y se batían en retirada. La mayoría fueron obligadas a retirarse hacia las gélidas aguas del Lago Gris y murieron ahogadas por el peso de sus armaduras. Tras el combate, más de cincuenta mil cadáveres teñían la región. Los funerales y el luto general honraron especialmente a esos valientes que se enfrentaron con su coraje y sus armas enanas al poder de un dios y sus demonios.