Lorelei Tir'einen
Lorelei fue una princesa del reino élfico de Yagerth a finales de la Tercera Edad, nació dentro de la ilustre Casa Tir'einen, una de las más importantes y antiguas entre los yag. Siendo doncella se ordenó sacerdotisa de Sarra y cuidó de la Puerta de Arïmerth, la puerta norte del reino élfico.
Durante su vida acabó cogiendo aprecio y respeto por los humanos que muchas veces la visitaban buscando consejo y ayuda de los elfos. Siempre se interesó por los asuntos de los humanos y cuando fue elegida Princesa de Yagerth mantuvo firmes sus relaciones con el reino de Aldor. Como guardiana del norte de su reino, colaboró en la lucha contra la bruja Puka que se había asentado en la ribera norte del Lames. Las perversiones de la bruja acabaron siendo detenidas por los aldorianos, y su esencia inmortal entregada a Lorelei para que la custodiara y su mal nunca más volviera a ser libre en el mundo.
Se casó con el caballero yag Aeros Mörwen, Gran Maestre de los Heraldos del Amanecer, que renunció al liderazgo de la orden para acompañarla en su vida juntos en Yagnah como embajador de Aldor entre los yag. De su unión nacería su único hijo, Arnah Mörwen, que seria educado en Yagnah por sus padres con el afán de mantener los vínculos de Yagerth con Aldor.
Lorelei promovió el apoyo sin reservas de Yagerth a Aldor, pero el Consejo de las Hojas se opuso a exponer al reino élfico frente a la amenaza de las fuerzas de Udukán durante la Gran Guerra. Aunque no abandonó Yagerth durante la Gran Guerra, trató de mandar toda la ayuda posible a los aldorianos y lloró amargamente cuando los cientos de yag que abandonaron Yagnah para combatir al Mal en la última batalla de la guerra y luego fueron exiliados por sus compatriotas contra la voluntad de la princesa.
La calamidad final fue cuando su esposo Aeros falleció comandando una expedición de Soldados de la Luz y Heraldos del Amanecer para rescatar a Himmlar Sachais, hijo del rey Haldir V, y última esperanza para restaurar el trono aldoriano. Lorelei no pudo superar la pérdida de su esposo ni tampoco ver como cientos de sus hermanos yag eran exiliados de su hogar. Murió poco después, en el año 12 CE.