Sarra

De Wiki de Aldor
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Sarra
Simbolosarra2.png
El germen primordial
Simbología
Otros nombres Madre Tierra, la Primera Madre, Protectora de la Creación,
Representación Una figura femenina de gesto compasivo y actitud protectora. Asociada a la fertilidad, en ocasiones aparece como una mujer gestante. También fundida con el paisaje, su rostro surgiendo de una roca o su silueta forma parte de una colina
Simboliza La Tierra
Colores Tonos verdes y pardos
Armas Maza, clava
Árbol Roble, haya
Mes Mayo, mes de las flores
Influencia y valores
Defiende Mundo
Combate La destrucción en todas sus formas
Alineamientos permitidos Los alineamientos de los fieles de Sarra son:
  • Neutral Bueno
  • Neutral
  • Caótico Bueno
Bendice a Madres, médicos y sanadores
Culto
Lugares sagrados Mundo, la torre de Yag-Soldor, el nacimiento del río Yagrim, el valle de Sang-Lay
Iglesia Iglesia no jerarquizada, varía por región. Algunos cultos druídicos
Fieles Sarritas —tierras aldorianas—. Los druidas se identifican por el nombre de su círculo
Festividad Ritos durante su mes dedicado
Dogma
"La Gran Madre sostiene todo cuanto existe. Nada crece sin su aliento, y nada vive sin su protección. Protege Mundo, pues es único; cuida lo que habita en él y sana aquello que sufre. No permitas que nada desgarre el mundo que la diosa guarda, y combate lo que lo daña con más vida. Porque Sarra no ofrece sus dones para doblegar, sino para defender."

Sarra es la diosa de la tierra y, según el Mito de la Creación, una de las cuatro grandes deidades elementales a las que Marish, el Gran Padre, otorgó Nombres Verdaderos. Representa la fuerza generadora que sostiene toda existencia, y de su esencia brotó Mundo en su forma original. Cuentan los mitos que su llegada dio origen al gran conflicto entre Eldor y Trako, pues ambos deseaban un lugar a su lado y competían por sus atenciones, creando para ella nuevos paisajes y lugares. Pero Sarra vio la oscuridad en el corazón de Trako y se aproximó a Eldor; y es por eso que la tierra y el cielo son habitables, y más tarde lo fue el agua, pero jamás una criatura de luz habitará el fuego.

Ámbitos de influencia

Como diosa de la tierra, la presencia de Sarra se siente allí donde algo crece, cambia o lucha por sostenerse. Es el germen primero de toda existencia y, como tal, guía a quienes protegen Mundo y cuidan de sus habitantes. Desde el inicio de los tiempos ha sido venerada como madre y protectora, guardiana de la tierra que las razas mortales apenas rozan en su paso fugaz.

Madre Tierra

Todo cuanto existe en Mundo se asienta sobre ella, pues Sarra es la Tierra que todo los sostiene, la que nutre y conecta cada forma de existencia. A su alrededor, los otros tres grandes dioses modelaron con aire, agua y fuego los cielos, los océanos, los valles y las montañas, los ríos y los volcanes. Y cuando Sarra contempló la belleza de la creación, quiso compartirla, y de ella surgieron los primeros dioses menores.

Sarra es origen y nexo primordial que todo lo une, vínculo entre todos los seres y el corazón mismo de Mundo.

La Primera Madre

Sarra es madre de Vryllia y de Sirgga, y por ello es la fuente original de la que brotó la vida y el principio del ciclo que rige sobre los seres mortales. Es madre de sus hijos y, a través de sus hijos, de todas sus creaciones, a las que ama de manera incondicional, incluso cuando se acercan demasiado a la oscuridad.

Sin embargo, su amor no es indulgente. Aunque es un paso amargo, es severa cuando aplica castigo a quienes la ofenden o dañan su obra. En el fondo siempre guarda la esperanza, porque sabe que incluso aquellos que se extravían pueden encontrar el camino de regreso.

Protectora de la Creación

Sarra no quiere que Mundo sea dominado, sino cuidado, por eso desconfió de Trako y sus regalos. Como su guardiana, se enfrenta a la destrucción y a la guerra que arrasa y rompe el frágil equilibrio de todas las cosas.

Es la diosa a la que acuden quienes sanan y cuidan, de ella procede el don de curar a los heridos y sanar las enfermedades. Cuentan las leyendas, que en los primeros tiempos, Sarra entregó este don al resto de dioses, para que ningún ser mortal careciera de amparo, sin importar a qué dios sirviera su fe.

El culto a Sarra

Sarra en Aldor

La diosa de la vida ha estado siempre presente en la historia aldoriana, especialmente por la noble casa Valdam, quienes han sido sus fieles seguidores desde su desembarco junto al rey Aldor. El culto de Sarra estaba firmemente asentado en las Valdaes, y de sus fuentes manaban milagrosas curas para los que buscaban el cobijo de la diosa. Mientras que Eldor era una deidad asociada a las élites, los sacerdotes de Sarra eran más cercanos al pueblo.

Tras la Gran Guerra la destrucción del centro del culto a Sarra en las Valdaes golpeó fieramente a sus seguidores. Aunque con gran presencia aun en las tierras aldorianas, sus templos fueron reduciéndose a pequeñas ermitas, favoreciendo el auge de su hija Vryllia, que ha acabado como deidad predominante entre la mayoría de los plebeyos y campesinos.

Los sacerdotes de Sarra en la actualidad no son extraños, pero suelen ser figuras errantes sin grandes templos conocidos.

Lugares sagrados

Sarra se encuentra en todas partes. Donde haya vida, ahí estará ella cuidándola, pero hay lugares con especial vinculación a la diosa:

  • Valle de Sang-Lay: Este mítico valle oculto en la gran cordillera de Hyan se le considera como el lugar donde los lomb abrieron los ojos por primera vez. Otros van más allá y aseguran que se trata del primer lugar donde la vida nació. Sea cual sea la verdadera historia, los eruditos acuerdan que el valle de Sang-Lay es un vergel de vida consagrado a Sarra.

Clero y rituales

Sarra es ante todo una defensora de la vida, cada vez que algo muere, la diosa siente su pérdida. Es por ello que de todas las deidades Sarra es la que más sufre cada vez que los dioses o los mortales batallan. Pero a la vez, la Protectora de la Vida, sabe que el ciclo de la vida incluye la muerte; por ello acepta que toda creación suya en Mundo ha de perecer algún día, desde que Trako dio nombre a Ruballa este ha sido el compás de los tiempos. Entre los servidores de Sarra no hay grandes guerreros, sus siervos son sanadores y vigilantes y tienen las manos más a menudo sobre las herramientas que sobre las armas.

La principal función de los sacerdotes de Sarra es sanar a los enfermos y mantener el aliento de los heridos. Aunque luchará en caso de que la vida corra peligro, un clérigo de Sarra intentará no matar nunca a un oponente. Otra función de los sacerdotes de Sarra es la de exterminar a los no muertos, cada uno de ellos es una mancha en la límpida superficie de Mundo. Aunque los druidas sienten un estrecho vínculo con la propia naturaleza y sus espíritus, muchos de ellos veneran a Sarra en reconocimiento a su lugar en el mundo.

Los sacerdotes de Sarra suelen seguir una serie de preceptos entre los cuales se encuentran:

  • La vida engendra vida, no combatas la muerte con muerte, sino con más vida.
  • Todo lo que crece ha de perecer, la muerte es parte del ciclo, acéptala aunque solo a su debido tiempo.
  • Cada vida es preciosa más allá de toda medida, trátala como tal.

Además de esto, cada seguidor de Sarra comprometido debe plantar un árbol o engendrar un hijo, al que cuidará y vigilará hasta el fin de sus días emulando el compromiso de la diosa.

Mitos y leyendas

Cuando Sarra creó el mundo primigenio, pronto fue moldeado por sus hermanos. La diosa estaba feliz de ver como todos ellos, incluido el distante Leit, participaban de aquella gran obra. Pero al poco tiempo, la rivalidad entre sus hermanos Eldor y Trako se convirtió en enemistad cuando decidió aceptar al dios del aire junto a ella. Sarra sabía que Trako tenía el corazón oscuro, pero jamás imaginó que su elección sería el detonante que llevaría a ambos hermanos a iniciar una guerra sin final. A pesar de la tristeza que sentía Sarra por la lucha de sus hermanos, ella decidió continuar sembrando vida hasta engendrar a su querida hija Vryllia. Luego, junto a Eldor, crearon a Sirgga, el cual daría a luz a las razas mortales y, de todas ellas, los lomb fueron dedicados a Sarra.

Ahora, Sarra se sentía dichosa y guió a los lomb como solo una madre podía hacerlo. De los gigantes de hielo nacieron otras razas menores, como los humanos y, de ellos, a su vez, los medianos. La diosa de la tierra contempló como sus hijos crecían, aprendían y se desarrollaban. Sintió decepción algunas veces, otras orgullo, otras pena y otras felicidad. El mundo avanzaba a través de las edades y Sarra siguió cuidando de todos sus hijos aunque algunos de ellos le dieran la espalda.

Después del cataclismo que supuso la Gran Guerra, Sarra sintió por primera vez genuino rechazo por Trako, pues los devotos del dios quemaron uno de los bosques más antiguos de Mundo y santuario de su hija Vryllia, Palindro. Pero en lugar de unirse abiertamente a la guerra contra su hermano, la diosa de la vida volvió a otorgar su don sobre las cenizas del bosque muerto provocando su renacimiento. Ese siempre ha sido el camino de Sarra, sembrar esperanza, pues la vida es capaz de abrirse camino incluso desde las cenizas más oscuras.


Sarra, diosa de la tierra y la vida

Aunque Sarra y Eldor colaboran a menudo, por su cercano vínculo a veces discuten, ya que ella ve al dios del aire como una figura demasiado autoritaria y obsesionada con oponerse a Trako olvidándose de las cosas pequeñas y hermosas de la existencia. Siente un gran pesar por tener que oponerse a Trako, pero lo hace con firmeza y sin titubeos. A pesar de ello, mantiene la esperanza de que algún día su hermano recapacite, pues el fuego también es renovador, capaz de quemar un bosque y darle la opción de crecer de nuevo con mayor fortaleza que el anterior. Con el tiempo, Leit y Sarra han llegado a entenderse bien, ya que ambos suelen estar en medio de las disputas de Eldor y Trako. Sin embargo, Sarra no puede evitar ver a Leit como a un patriarca testarudo, tan ocupado en saber como funciona la creación que no es capaz de apreciar su belleza.

Ama con pasión a su hija Vryllia de quien está orgullosa, así como también de su hijo Sirgga, a quien procura recordar que enseñe a los mortales a respetar la belleza del mundo. Sarra actúa con el resto de dioses como lo hace con los mortales, apreciando sus gestas y valorando sus capacidades. Pero hay excepciones, pues rechaza profundamente la violencia de Amal y aborrece sin medida la muerte viviente y la enfermedad de Ruballa. Sarra comprende que la muerte forma parte de la vida, pero se horroriza ante la muerte viviente que pervierte el ciclo de la vida; Ruballa es, quizá, el único ser de la Creación que es capaz de provocar en Sarra genuina ira. La furia que puede sentir una madre hacia aquellos que dañan a sus hijos.

Nombres en otras lenguas

  • Eyneo y lénico: Sarhe (Aliento Vital)
  • Sirdario, heredado de Palindro: Yimea (Madre)
  • Levonés: Shemarum (Aliento de vida)
  • Yag: Lahar'el (Eterna Primavera)
  • Antiguo tassiano: Estgari (La que hace crecer al clan)
  • Contio y antiguo veoliano: Esthia (La que hace crecer)
  • Halaii: Kheerdinira (La Ausente)
  • Oóntur: Shelekuma (Primera Madre)