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Cada tribu bukari sufrió de forma distinta, los ''Kyômb'dai'', por su cercanía con Halayad, han sido la tribu más castigada, quedando en ocasiones al borde de la desaparición.  
Cada tribu bukari sufrió de forma distinta, los ''Kyômb'dai'', por su cercanía con Halayad, han sido la tribu más castigada, quedando en ocasiones al borde de la desaparición.  


Pese a todo, la selva de Búkar nunca fue conquistada.
Pese a todo, la ''Selva Madre'' nunca fue conquistada.


==Sociedad==
==Sociedad==

Revisión del 21:55 2 may 2025

La espesura de Búkar

Más allá de los desiertos de Halayad, las interminables sabanas dan paso a la selva densa de Búkar — que significa Selva madre o Gran árbol madre—, hogar ancestral de los bukarilos hijos del gran árbol madre o los brotes del gran árbol madre—, un conjunto de tribus que viven en estrecha relación con la naturaleza. Su sociedad mantiene tradiciones animistas complejas y formas propias de organización comunitaria.

La única excepción a esta estructura tribal se encuentra en la costa occidental, donde se alza la ciudad libre de Al'Boutahar, independiente de las tribus y de cualquier otra autoridad.

Capital: no hay.

Historia

La característica que mejor define la historia de Búkar es precisamente su capacidad para mantenerse al margen de la historia a lo largo de las edades.

Primeros tiempos

Cuando los dioses crearon el continente oriental, al sur del desierto de Halayad erigieron una densa barrera verde, la selva de Búkar, para impedir el avance de las arenas y aislar a sus moradores de los conflictos y cambios que marcaron otras regiones. En su seno, los dioses dieron vida a infinidad de criaturas únicas y una razas humana especialmente respetuosa con el entorno, encargada de su cuidado: los bukari.

Los primeros bukari compartían el corazón del bosque, pero ya sabían que sus semillas se extenderían tanto como las de las grandes plantas que habitaban el lugar y, como ellas, tendrían que buscar su propio espacio para crecer. Porque nadie ha visto nunca al iroko sobrevivir bajo la sombra devoradora de la ceiba, ni a la frágil ilomba hundir sus raíces en la tierra pobre donde sólo prospera el resistente okoumé. Así, como los árboles, las tribus aprendieron que cada uno debía hallar su suelo y su cielo.

La separación de las tribus

A medida que los brotes se esparcían, crecieron las diferencias y surgieron las cuatro grandes tribus, y con ellas, los primeros conflictos.

Bamkoro Shud’ka, jefe de los Iudaka, soñaba con unas fronteras sagradas que protegieran a su gente, separadas por el gran río verde. Al sur, donde la selva era más fértil y generosa, alzó muros invisibles que nadie debía cruzar. Pero los Wondaka y los Kyômb’dai querían que los dones de la selva madre llegaran a todos.

El sueño se tiñó de muerte. Los Iudaka, guerreros implacables, juraron defender su territorio hasta la última hoja, y respondieron a cada paso ajeno con la lanza.

Los Hiwdaka no quisieron tomar parte en la guerra, y con sus familias, caminaron hacia el noreste, buscando su propio refugio entre los árboles olvidados. Los Wondaka resistieron, enviando pequeños grupos para intentar frenar a los Iudaka, pero uno tras otro fracasaron. Acabaron asentándose en la parte noroeste de la selva, allí donde las lluvias aún eran amigas y podían controlar la orilla sur del río.

Los Kyômb'dai, viendo cómo sus números menguaban, tomaron el camino del norte, donde la tierra se seca y la selva adelgaza, sin querer enfrentarse con el resto por un territorio dentro de la espesura.

Desde entonces, cada tribu habita en su rincón bajo el dosel inmenso de Búkar. Y aunque el tiempo sopló sobre sus ramas, llevando las semillas de un lado a otro, las raíces nunca dejaron de hundirse más hondo en la tierra. Sólo el corazón antiguo quedó intacto, pues todos juraron que ni lanza ni rencor profanarían el primer suelo que los dioses les dieron.

Las invasiones del exterior

Durante largos siglos la vida transcurrió sin cambios. La selva y sus habitantes permanecieron aislados y olvidados, en relativa paz que solo se vio alterada en dos momentos, en los que la región fue objeto de la codicia extranjera.

Primero llegaron los Cali'nurak, los hombres-lagarto, que llegaron en busca de esclavos y riquezas. No se atrevieron a internarse en el corazón de la selva, donde los árboles alcanzan el cielo y la niebla espesa confunde a los forasteros. Se limitaron a saquear las zonas periféricas, capturando a los más desprevenidos y cazando sobre todo a los preciados bambuka. Según la tradición bukari, sus cuernos contienen una magia antigua muy codiciada por los extranjeros.

Mucho tiempo después, llegaron los Halaii, humanos curtidos del desierto de Halayad, endurecidos por la vida en la arena y la sed. Sus incursiones fueron más organizadas y destructivas. Trajeron consigo armas de metal y monturas, arrasando los poblados cercanos a las fronteras de la sabana. Como los Cali’nurak antes que ellos, buscaban esclavos, riquezas y la magia de los bambuka.

Cada tribu bukari sufrió de forma distinta, los Kyômb'dai, por su cercanía con Halayad, han sido la tribu más castigada, quedando en ocasiones al borde de la desaparición.

Pese a todo, la Selva Madre nunca fue conquistada.

Sociedad

Los bukari se dividen en cuatro sociedades bien distintas. Estas sociedades comparten poco más que el respeto por la naturaleza y su religión animista. Creen en una serie de fuerzas que tiene la tierra, las cuatro fuerzas (domak 'mbaïn): La fuerza animal (suka 'mbaïn), en la que se venera especialmente la figura del bambuka, la fuerza vegetal (neska 'mbaïn), la fuerza de la piedra (gorka 'mbaïn) y la fuerza del agua (datsa 'mbaïn). Esta creencia está vigente en los bukari desde sus orígenes. Creen que han de llevarse bién con estas fuerzas, pero cada tribu tiene diferentes rituales y formas de llevar a cabo esta creencia.

Los bukari viven en cabañas de madera, unas más grandes que otras, dependiendo de la tribu o del grupo. En cada grupo hay un jefe y un chamán. Los chamanes acostumbran a llevar colgando del cuello un trozo de cuerno de bambuka como símbolo de su poder. Estos principios se dan en todas las tribus, son la raíz de la cultura bukari, principios que se establecieron mucho antes de la división en las cuatro tribus.

Con la expansión bukari cada una de las cuatro tribus fue evolucionando en sus creencias, con lo que se formaron diversas culturas que giran entorno a los mismos principios.

Tribus

Los bukaris son hombres de tez muy negra que habitan en la selva de Búkar. Las demás razas los consideran simplemente salvajes. Aunque hay numerosos grupos, los bukaris se dividen en cuatro tribus principales: los Iudaka, los Wondaka, los Hiwdaka y una cuarta tribu formada por los que no viven en la selva de Búkar, los Kyômb'dai (hombres sin árbol). Cada tribu tiene diversos grupos, que pueden ser aliados u hostiles entre ellos dependiendo de la tribu. Cada grupo tiene un jefe y un chamán; practican una religión animista muy primitiva. Cazan animales de la selva mediante el uso de primitivas trampas o venenos, y algunas de las tribus practican el canibalismo.

La tribu Hiwdaka

Los Hiwdaka ocupan el noreste de la selva de Búkar, sus casas y poblados son pequeños, y hechos de materias primas básicas.

Los Hiwdaka son los bukaris que más conviven con la naturaleza. Son tan tradicionales que desde que se formó la tribu prácticamente no han cambiado nada. La vida de los Hiwdaka es bastante monótona, los hombres cazan todos los días, ya que para los Hiwdaka, cazar más de lo que te vas a comer ese día es una falta de respeto hacia "suka 'mbaïn". Las mujeres cuidan de los niños, recolectan frutas y preparan los ritos de la noche. Todas las noches, los Hiwdaka hacen un pequeño rito dando gracias a las cuatro fuerzas y les piden que el día siguiente sea bueno.

Los Hiwdaka tienen la tez negra y visten con ropa interior hecha con pieles de animales de la selva. A los 14 años un Hiwdaka alcanza la madurez, es entonces cuando empieza a cazar y a comportarse como un adulto. El día en que un Hiwdaka cumple 14 años se le hacen unos tatuajes de color verde oscuro, como símbolo de unión con la naturaleza.

Hay aproximadamente una decena de tribus Hiwdaka, cada una tiene un jefe de tribu y un chamán. El chamán es muy venerado por todos los constituyentes de la tribu, si un chamán muere, los Hiwdakas tienen prohibido cazar hasta que se esoja otro chamán. Cada chamán tiene un aprendiz, que acaba siendo su sucesor. El jefe de la tribu se encarga del orden de ésta y representa a su tribu en el consejo Hiwdaka, un consejo que se reúne una vez al año para hacer un rito venerando a la naturaleza y para comentar los sucesos del año.

La tribu Wondaka

Los Wondaka ocupan el noroeste de la selva de Búkar. Sus tribus viven en poblados más grandes que los Hiwdaka, y sus casas están mejor construidas.

Los Wondaka también son grandes devotos de la naturaleza, pero no hacen tantos ritos como los Hiwdaka. Los hombres acostumbran a cazar cada dos días, ya que esta tribu si permite tener pequeños almacenes donde guardar las presas cazadas. Los días que no se caza los pasan todos en familia, los padres enseñan a sus hijos y por las noches hacen un rito en el que dan gracias a las cuatro fuerzas. Las mujeres recolectan fruta y cuidan de sus hijos todos los días.

Los Wondaka tienen la tez y el pelo oscuro, pero algo más claro que los Hiwdaka. A los 15 años un Wondaka es considerado adulto, y hacen el mismo rito que los Hiwdaka, con la diferencia de que los Wondaka hacen tatuajes de color amarillo.

Los chamanes son muy respetados, éstos hacen grandes remedios con todo tipo de plantas y veneran a las cuatro fuerzas en nombre de toda su tribu todos los días. Los jefes de cada tribu del mismo modo que los jefes Hiwdaka se reúnen una vez al año.

Los Hiwdaka han avanzado mucho en el mundo de la herboristería, recolectan todo tipo de plantas y hacen poderosas pociones con ellas.

La tribu Iudaka

Los Iudaka ocupan el sur de la selva de Búkar. Las tribus viven en poblados protegidos por empalizadas.

La tribu Iudaka es la más avanzada técnicamente las tres tribus que ocupan la selva. Su concepto de respetar a las cuatro fuerzas es muy diferente al de las otros tribus. Los Iudaka creen que las cuatro fuerzas están en guerra, una guerra eterna y equilibrada porque cada fuerza intenta ganarse su sitio en el mundo, pero si una de estas fuerzas se debilita, desaparece y la naturaleza se altera. Los Iudaka además, creen que su pueblo es la quinta fuerza, y que han de luchar si hace falta para subsistir. Por ello son la tribu más guerrera de todas.

Los hombres van de caza en grupos cuando se les acaba el alimento. Mediante trampas bastante sofisticadas y buenos arcos y lanzas, los Iudaka son capaces de cazar muchas presas en un solo día. Las mujeres recolectan frutas y trabajan en casa, haciendo la comida y otros servicios.

Los chamanes Iudaka no tienen tanta influencia como en el resto de tribus; se limitan a preparar pociones y a orar por el pueblo en los ritos nocturnos. El jefe de la tribu es el que se encarga de que la tribu esté en orden y armada. Ya que entre las tribus Iudaka ha habido numerosos conflictos.

Los Iudaka tienen una piel oscura pero a la vez muy rojiza, se dice que se debe a extrañas frutas del sur de la selva. Cuando un Iudaka alcanza los 15 años es considerado mayor de edad. Ese día se le hacen numerosos tatuajes de color blanco, y el chamán reza para que sea fuerte y pueda desafiar y a la vez respetar a las cuatro fuerzas. Los Iudaka practican el canibalismo, creen que si se comen un miembro de otra tribu o grupo enemigo se harán más fuertes en un futuro próximo. También cazan más de lo que pueden comer, para demostrar a la cuarta fuerza su valía.

La tribu Kyômb'dai

Los Kyômb'dai son la tribu más pequeña de las cuatro. Se encuentran en la punta norte de la selva de Búkar.

Debido a su proximidad con Halayad, los Kyômb'dai son la tribu que más ataques ha recibido, numerosas veces esta tribu ha estado apunto de extinguirse.

Los chamanes también tienen mucha importancia, una de sus funciones es predecir cuando atacará el enemigo. Sin embargo cuando éste fallaba en su predicción la tribu lo ejecutaba, lo consideraban un falso chamán que incomprendía las cuatro fuerzas. Un Kyômb'dai es considerado adulto a los 14 años, desde entonces es considerado guerrero Kyômb'dai y empieza a cazar. Los Kyômb'dai se hacen tatuajes de color rojo, creyendo que el color del fuego asustaría a los invasores del norte, los Halaii.

Muchos Kyômb'dai fueron capturados por los Halaii y vendidos como esclavos, algunos de ellos, liberados o sencillamente escapados se han reunido y han formado tribus fuera de la selva de Búkar.

Vocabulario

  • Agua: Datsa
  • Animal: Suka
  • Árbol: Burka
  • Caza/cazar: Tolcak
  • Chamán: Kaburka
  • Fuerza divina: 'Mbaïn
  • Guerra: Ugak
  • Hola/adiós: Naica
  • Jefe: Chaka
  • Muerte: Boaka
  • No: Eka
  • Piedra: Gorka
  • Sí: Aka

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