Diferencia entre revisiones de «Categoría:Búkar»

De Wiki de Aldor
Ir a la navegación Ir a la búsqueda
Línea 74: Línea 74:
Búkar, en su mayor parte, carece de estructuras urbanas tal como las conciben otros reinos. La única ciudad reconocida como tal es Al'Boutahar, de fundación relativamente reciente por colonos extranjeros, por lo que no es representativa de las estructuras e instituciones del resto del territorio.
Búkar, en su mayor parte, carece de estructuras urbanas tal como las conciben otros reinos. La única ciudad reconocida como tal es Al'Boutahar, de fundación relativamente reciente por colonos extranjeros, por lo que no es representativa de las estructuras e instituciones del resto del territorio.


Las tribus del interior de la selva se reparten dentro de sus territorios en pequeños asentamientos dispersos que responden a su propio jefe y chamán, figuras de autoridad que ejercen poder absoluto dentro de sus dominios. Las alianzas y enemistades entre tribus son cambiantes, o al menos escapan al entendimiento de los pocos que han tratado de conocer algo más sobre su funcionamiento.  
Las tribus del interior de la selva se reparten dentro de sus territorios en pequeños asentamientos dispersos, cada uno guiado por un jefe —''chaka''— y un chamán —''kabuka''—, figuras de autoridad que ejercen poder absoluto dentro de sus dominios. No existen instituciones políticas rígidas; la autoridad procede de la capacidad de liderazgo, el respeto y los lazos de sangre. Las alianzas y enemistades entre tribus son cambiantes, o al menos escapan al entendimiento de los pocos que han tratado de conocer algo más sobre su funcionamiento.


==Sociedad y cultura==
==Sociedad y cultura==

Revisión del 16:43 3 may 2025

Texto en revisión
La espesura de Búkar

Más allá de los desiertos de Halayad, las interminables sabanas dan paso a la selva densa de Búkar — que significa Selva madre o Gran árbol madre—, hogar ancestral de los bukarilos hijos del gran árbol madre o los brotes del gran árbol madre—, un conjunto de tribus que viven en estrecha relación con la naturaleza. Su sociedad mantiene tradiciones animistas complejas y formas propias de organización comunitaria.

La única excepción a esta estructura tribal se encuentra en la costa occidental, donde se alza la ciudad libre de Al'Boutahar, independiente de las tribus y de cualquier otra autoridad.

Capital: no hay.

Historia

La característica que mejor define la historia de Búkar es precisamente su capacidad para mantenerse al margen de la historia a lo largo de las edades.

Primeros tiempos

Cuando los dioses crearon las tierras emergidas, al sur del desierto de Halayad erigieron una densa barrera verde, la selva de Búkar, para impedir el avance de las arenas y aislar a sus moradores de los conflictos y cambios que marcaron otras regiones. En su seno, los dioses dieron vida a infinidad de criaturas únicas y una razas humana especialmente respetuosa con el entorno, encargada de su cuidado: los bukari.

Los primeros bukari compartían el corazón del bosque, pero ya sabían que sus semillas se extenderían tanto como las de las grandes plantas que habitaban el lugar y, como ellas, tendrían que buscar su propio espacio para crecer. Porque nadie ha visto nunca al iroko sobrevivir bajo la sombra devoradora de la ceiba, ni a la frágil ilomba hundir sus raíces en la tierra pobre donde sólo prospera el resistente okoumé. Así, como los árboles, las tribus aprendieron que cada uno debía hallar su suelo y su cielo.

La separación de las tribus

A medida que los brotes se esparcían, crecieron las diferencias y surgieron las cuatro grandes tribus, y con ellas, los primeros conflictos.

Bamkoro Shud’ka, jefe de los Iudaka, soñaba con unas fronteras sagradas que protegieran a su gente, separadas por el gran río verde. Al sur, donde la selva era más fértil y generosa, alzó muros invisibles que nadie debía cruzar. Pero los Wondaka y los Kyômb’dai querían que los dones de la selva madre llegaran a todos.

El sueño se tiñó de muerte. Los Iudaka, guerreros implacables, juraron defender su territorio hasta la última hoja, y respondieron a cada paso ajeno con la lanza.

Los Hiwdaka no quisieron tomar parte en la guerra, y con sus familias, caminaron hacia el noreste, buscando su propio refugio entre los árboles olvidados. Los Wondaka resistieron, enviando pequeños grupos para intentar frenar a los Iudaka, pero uno tras otro fracasaron. Acabaron asentándose en la parte noroeste de la selva, allí donde las lluvias aún eran amigas y podían controlar la orilla sur del río.

Los Kyômb'dai, viendo cómo sus números menguaban, tomaron el camino del norte, donde la tierra se seca y la selva adelgaza, sin querer enfrentarse con el resto por un territorio dentro de la espesura.

Desde entonces, cada tribu habita en su rincón bajo el dosel inmenso de Búkar. Y aunque el tiempo sopló sobre sus ramas, llevando las semillas de un lado a otro, las raíces nunca dejaron de hundirse más hondo en la tierra. Sólo el corazón antiguo quedó intacto, pues todos juraron que ni lanza ni rencor profanarían el primer suelo que los dioses les dieron.

Las invasiones del exterior

Durante largos siglos la vida transcurrió sin cambios. La selva y sus habitantes permanecieron aislados y olvidados, en relativa paz que solo se vio alterada en dos momentos, en los que la región fue objeto de la codicia extranjera.

Primero llegaron los Cali'nurak, los hombres-lagarto, que llegaron en busca de esclavos y riquezas. No se atrevieron a internarse en el corazón de la selva, donde los árboles alcanzan el cielo y la niebla espesa confunde a los forasteros. Se limitaron a saquear las zonas periféricas, capturando a los más desprevenidos y cazando sobre todo a los preciados bambuka. Según la tradición bukari, sus cuernos contienen una magia antigua muy codiciada por los extranjeros.

Mucho tiempo después, llegaron los Halaii, humanos curtidos del desierto de Halayad, endurecidos por la vida en la arena y la sed. Sus incursiones fueron más organizadas y destructivas. Trajeron consigo armas de metal y monturas, arrasando los poblados cercanos a las fronteras de la sabana. Como los Cali’nurak antes que ellos, buscaban esclavos, riquezas y la magia de los bambuka.

Cada tribu bukari sufrió de forma distinta, los Kyômb'dai, por su cercanía con Halayad, han sido la tribu más castigada, quedando en ocasiones al borde de la desaparición.

Pese a todo, la Selva Madre nunca fue conquistada.

Actualidad

Acostumbrados a que los extranjeros solo trajeran muerte y esclavitud, los bukari mantuvieron durante generaciones una profunda desconfianza hacia todo forastero. Sin embargo, durante los albores de la Cuarta Edad la situación cambió ligeramente con la fundación de Al'Boutahar en el delta del río Bouth.

La expansión de la ciudad acarreó enfrentamientos iniciales entre colonos y bukari, sin embargo, con el tiempo, algunas tribus se adaptaron a la presencia de su nuevos vecinos de piel blanca, estableciendo relaciones comerciales y acuerdos de mutua conveniencia. Los alboutaharies respetan la selva y la hacen respetar a cualquiera que atraque en su puerto, y algunos bukari se han adaptado a la vida en la nueva urbe y hacen de intermediarios con sus tribus en el interior, donde los más ancianos siguen considerando la ciudad una amenaza latente para su forma de vida.

Territorio

La selva de Búkar es una de las regiones menos exploradas del continente oriental. Su extensión real es desconocida, y los mapas apenas esbozan sus fronteras. Se sabe que Búkar se extiende desde las últimas dunas del desierto hasta las primeras estribaciones de las Tierras Altas de Levón, y desde la desembocadura del río Bouth hasta la línea imaginaria que separa el bosque del pantano. Sus límites son permeables y cambiantes, marcando la entrada a territorios cada vez más desconocidos y misteriosos.

  • Al norte, el bosque se vuelve más seco y abierto conforme se aproxima al desierto de Halayad. Aquí, los árboles son más bajos y dispersos, los claros naturales se multiplican, y la humedad se rinde ante la aridez creciente.
  • Al este, la jungla se extiende hasta fundirse con las estribaciones de las Montañas Blancas y las zonas pantanosas de Zitrea. Se trata de un terreno abrupto y difícil de atravesar.
  • Al sur, la selva alcanza su máxima exuberancia antes de fundirse de forma gradual con los bosques de Padam, una región verde y brumosa, llena de ruinas olvidadas y envuelta en leyendas.
  • Al oeste, el gran río Bouth, espina dorsal de Búkar, se despliega en un amplio delta hasta alcanzar el mar de Eynea. Cerca de su desembocadura, la ciudad libre de Al'Boutahar aparece como una frontera urbana.

Relieve

La mayor parte de Búkar es un territorio inexplorado, plagado de peligros naturales y bestias salvajes —entre ellas los míticos bambuka—. Los exploradores que se adentran más allá de los dominios conocidos hablan de lagos ocultos y montañas devoradas por el bosque.

El río Bouth es la principal vía natural que conecta el interior de la selva con la costa. Navegable en sus tramos bajos, el Bouth serpentea entre murallas de selva que se elevan a ambos lados, donde árboles de copas entrelazadas filtran la luz solar y el aire vibra de humedad y vida salvaje. Fuera de la jungla, la desembocadura del Bouth se convierte en un amplio delta que modela la costa salvaje con paisajes de marismas y manglares. En el corazón de este laberinto de agua y vegetación se forma un puerto natural protegido, una bahía que recibe las aguas del río; allí se alza Al'Boutahar.

Búkar permanece, así, como un último bastión de lo salvaje. Un territorio indómito y lleno de secretos, donde las viejas tribus, las bestias olvidadas y los espíritus de la naturaleza dictan sus propias leyes.

Ciudades y gobierno

Búkar, en su mayor parte, carece de estructuras urbanas tal como las conciben otros reinos. La única ciudad reconocida como tal es Al'Boutahar, de fundación relativamente reciente por colonos extranjeros, por lo que no es representativa de las estructuras e instituciones del resto del territorio.

Las tribus del interior de la selva se reparten dentro de sus territorios en pequeños asentamientos dispersos, cada uno guiado por un jefe —chaka— y un chamán —kabuka—, figuras de autoridad que ejercen poder absoluto dentro de sus dominios. No existen instituciones políticas rígidas; la autoridad procede de la capacidad de liderazgo, el respeto y los lazos de sangre. Las alianzas y enemistades entre tribus son cambiantes, o al menos escapan al entendimiento de los pocos que han tratado de conocer algo más sobre su funcionamiento.

Sociedad y cultura

La sociedad bukari es tradicional y profundamente conectada con su entorno natural.

La estructura social es flexible: alianzas, disputas y migraciones internas han modelado un entramado vivo de relaciones entre grupos. Aunque las tribus mantienen identidades propias, no es raro encontrar conflictos internos, intercambios y adaptaciones culturales entre ellos.

Tribus

Los bukaris son hombres de tez muy negra que habitan en la selva de Búkar. Las demás razas los consideran simplemente salvajes. Aunque hay numerosos grupos, los bukaris se dividen en cuatro tribus principales: los Iudaka, los Wondaka, los Hiwdaka y una cuarta tribu formada por los que no viven en la selva de Búkar, los Kyômb'dai (hombres sin árbol). Cada tribu tiene diversos grupos, que pueden ser aliados u hostiles entre ellos dependiendo de la tribu. Cada grupo tiene un jefe y un chamán; practican una religión animista muy primitiva. Cazan animales de la selva mediante el uso de primitivas trampas o venenos, y algunas de las tribus practican el canibalismo.

La tribu Hiwdaka

Los Hiwdaka ocupan el noreste de la selva de Búkar, sus casas y poblados son pequeños, y hechos de materias primas básicas.

Los Hiwdaka son los bukaris que más conviven con la naturaleza. Son tan tradicionales que desde que se formó la tribu prácticamente no han cambiado nada. La vida de los Hiwdaka es bastante monótona, los hombres cazan todos los días, ya que para los Hiwdaka, cazar más de lo que te vas a comer ese día es una falta de respeto hacia "suka 'mbaïn". Las mujeres cuidan de los niños, recolectan frutas y preparan los ritos de la noche. Todas las noches, los Hiwdaka hacen un pequeño rito dando gracias a las cuatro fuerzas y les piden que el día siguiente sea bueno.

Los Hiwdaka tienen la tez negra y visten con ropa interior hecha con pieles de animales de la selva. A los 14 años un Hiwdaka alcanza la madurez, es entonces cuando empieza a cazar y a comportarse como un adulto. El día en que un Hiwdaka cumple 14 años se le hacen unos tatuajes de color verde oscuro, como símbolo de unión con la naturaleza.

Hay aproximadamente una decena de tribus Hiwdaka, cada una tiene un jefe de tribu y un chamán. El chamán es muy venerado por todos los constituyentes de la tribu, si un chamán muere, los Hiwdakas tienen prohibido cazar hasta que se esoja otro chamán. Cada chamán tiene un aprendiz, que acaba siendo su sucesor. El jefe de la tribu se encarga del orden de ésta y representa a su tribu en el consejo Hiwdaka, un consejo que se reúne una vez al año para hacer un rito venerando a la naturaleza y para comentar los sucesos del año.

La tribu Wondaka

Los Wondaka ocupan el noroeste de la selva de Búkar. Sus tribus viven en poblados más grandes que los Hiwdaka, y sus casas están mejor construidas.

Los Wondaka también son grandes devotos de la naturaleza, pero no hacen tantos ritos como los Hiwdaka. Los hombres acostumbran a cazar cada dos días, ya que esta tribu si permite tener pequeños almacenes donde guardar las presas cazadas. Los días que no se caza los pasan todos en familia, los padres enseñan a sus hijos y por las noches hacen un rito en el que dan gracias a las cuatro fuerzas. Las mujeres recolectan fruta y cuidan de sus hijos todos los días.

Los Wondaka tienen la tez y el pelo oscuro, pero algo más claro que los Hiwdaka. A los 15 años un Wondaka es considerado adulto, y hacen el mismo rito que los Hiwdaka, con la diferencia de que los Wondaka hacen tatuajes de color amarillo.

Los chamanes son muy respetados, éstos hacen grandes remedios con todo tipo de plantas y veneran a las cuatro fuerzas en nombre de toda su tribu todos los días. Los jefes de cada tribu del mismo modo que los jefes Hiwdaka se reúnen una vez al año.

Los Hiwdaka han avanzado mucho en el mundo de la herboristería, recolectan todo tipo de plantas y hacen poderosas pociones con ellas.

La tribu Iudaka

Los Iudaka ocupan el sur de la selva de Búkar. Las tribus viven en poblados protegidos por empalizadas.

La tribu Iudaka es la más avanzada técnicamente las tres tribus que ocupan la selva. Su concepto de respetar a las cuatro fuerzas es muy diferente al de las otros tribus. Los Iudaka creen que las cuatro fuerzas están en guerra, una guerra eterna y equilibrada porque cada fuerza intenta ganarse su sitio en el mundo, pero si una de estas fuerzas se debilita, desaparece y la naturaleza se altera. Los Iudaka además, creen que su pueblo es la quinta fuerza, y que han de luchar si hace falta para subsistir. Por ello son la tribu más guerrera de todas.

Los hombres van de caza en grupos cuando se les acaba el alimento. Mediante trampas bastante sofisticadas y buenos arcos y lanzas, los Iudaka son capaces de cazar muchas presas en un solo día. Las mujeres recolectan frutas y trabajan en casa, haciendo la comida y otros servicios.

Los chamanes Iudaka no tienen tanta influencia como en el resto de tribus; se limitan a preparar pociones y a orar por el pueblo en los ritos nocturnos. El jefe de la tribu es el que se encarga de que la tribu esté en orden y armada. Ya que entre las tribus Iudaka ha habido numerosos conflictos.

Los Iudaka tienen una piel oscura pero a la vez muy rojiza, se dice que se debe a extrañas frutas del sur de la selva. Cuando un Iudaka alcanza los 15 años es considerado mayor de edad. Ese día se le hacen numerosos tatuajes de color blanco, y el chamán reza para que sea fuerte y pueda desafiar y a la vez respetar a las cuatro fuerzas. Los Iudaka practican el canibalismo, creen que si se comen un miembro de otra tribu o grupo enemigo se harán más fuertes en un futuro próximo. También cazan más de lo que pueden comer, para demostrar a la cuarta fuerza su valía.

La tribu Kyômb'dai

Los Kyômb'dai son la tribu más pequeña de las cuatro. Se encuentran en la punta norte de la selva de Búkar.

Debido a su proximidad con Halayad, los Kyômb'dai son la tribu que más ataques ha recibido, numerosas veces esta tribu ha estado apunto de extinguirse.

Los chamanes también tienen mucha importancia, una de sus funciones es predecir cuando atacará el enemigo. Sin embargo cuando éste fallaba en su predicción la tribu lo ejecutaba, lo consideraban un falso chamán que incomprendía las cuatro fuerzas. Un Kyômb'dai es considerado adulto a los 14 años, desde entonces es considerado guerrero Kyômb'dai y empieza a cazar. Los Kyômb'dai se hacen tatuajes de color rojo, creyendo que el color del fuego asustaría a los invasores del norte, los Halaii.

Muchos Kyômb'dai fueron capturados por los Halaii y vendidos como esclavos, algunos de ellos, liberados o sencillamente escapados se han reunido y han formado tribus fuera de la selva de Búkar.

Vocabulario

  • Agua: Datsa
  • Animal: Suka
  • Árbol: Burka
  • Caza/cazar: Tolcak
  • Chamán: Kaburka
  • Fuerza divina: 'Mbaïn
  • Guerra: Ugak
  • Hola/adiós: Naica
  • Jefe: Chaka
  • Muerte: Boaka
  • No: Eka
  • Piedra: Gorka
  • Sí: Aka

Páginas en la categoría «Búkar»

Las siguientes 4 páginas pertenecen a esta categoría, de un total de 4.