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[[Image:bukar.jpg|400px|thumb|right|La espesura de Búkar]]
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Más allá de los desiertos de [[Halayad]], las interminables sabanas dan paso a la selva densa de Búkar — que significa ''Selva madre'' o ''Gran árbol madre''—, hogar ancestral de los [[bukari]] —''los hijos del gran árbol madre'' o ''los brotes del gran árbol madre''—, un conjunto de tribus que viven en estrecha relación con la naturaleza. Su sociedad mantiene tradiciones animistas complejas y formas propias de organización comunitaria.
Más allá de los desiertos de [[Halayad]], las interminables sabanas dan paso a la selva densa de Búkar — que significa ''Selva madre'' o ''Gran árbol madre''—, hogar ancestral de los [[bukari]] —''los hijos del gran árbol madre'' o ''los brotes del gran árbol madre''—, un conjunto de tribus que viven en estrecha relación con la naturaleza. Su sociedad mantiene tradiciones animistas complejas y formas propias de organización comunitaria.
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===Primeros tiempos===
===Primeros tiempos===


Cuando los dioses crearon las tierras emergidas, al sur del desierto de Halayad erigieron una densa barrera verde, la selva de Búkar, para impedir el avance de las arenas y aislar a sus moradores de los conflictos y cambios que marcaron otras regiones. En su seno, los dioses dieron vida a infinidad de criaturas únicas y una razas humana especialmente respetuosa con el entorno, encargada de su cuidado: los bukari.  
Cuando los dioses crearon las tierras emergidas, al sur del desierto de Halayad erigieron una densa barrera verde, la selva de Búkar, para impedir el avance de las arenas y aislar a sus moradores de los conflictos y cambios que marcaron otras regiones. En su seno, los dioses dieron vida a infinidad de criaturas únicas y una raza humana especialmente respetuosa con el entorno, encargada de su cuidado: los bukari.  


Los primeros bukari compartían el corazón del bosque, pero ya sabían que sus semillas se extenderían tanto como las de las grandes plantas que habitaban el lugar y, como ellas, tendrían que buscar su propio espacio para crecer. Porque nadie ha visto nunca al ''iroko'' sobrevivir bajo la sombra devoradora de la ''ceiba'', ni a la frágil ''ilomba'' hundir sus raíces en la tierra pobre donde sólo prospera el resistente ''okoumé''. Así, como los árboles, las tribus aprendieron que cada uno debía hallar su suelo y su cielo.
Los primeros bukari compartían el corazón del bosque, pero ya sabían que sus semillas se extenderían tanto como las de las grandes plantas que habitaban el lugar y, como ellas, tendrían que buscar su propio espacio para crecer. Porque nadie ha visto nunca al ''iroko'' sobrevivir bajo la sombra devoradora de la ''ceiba'', ni a la frágil ''ilomba'' hundir sus raíces en la tierra pobre donde sólo prospera el resistente ''okoumé''. Así, como los árboles, las tribus aprendieron que cada uno debía hallar su suelo y su cielo.
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A medida que ''los brotes'' se esparcían, crecieron las diferencias y surgieron las cuatro grandes tribus, y con ellas, los primeros conflictos.
A medida que ''los brotes'' se esparcían, crecieron las diferencias y surgieron las cuatro grandes tribus, y con ellas, los primeros conflictos.


'''Bamkoro Shud’ka''', jefe de los ''Iudaka'', soñaba con unas fronteras sagradas que protegieran a su gente, separadas por el [[Bouth|''gran río verde'']]. Al sur, donde la selva era más fértil y generosa, alzó muros invisibles que nadie debía cruzar. Pero los ''Wondaka'' y los ''Kyômb’dai'' querían que los dones de la ''selva madre'' llegaran a todos.  
'''Bamkoro Suli’ka''', jefe de los ''Iudaka'', soñaba con unas fronteras sagradas que protegieran a su gente, separadas por el [[Bouth|''gran río verde'']]. Al sur, donde la selva era más fértil y generosa, alzó muros invisibles que nadie debía cruzar. Pero los ''Wondaka'' y los ''Kyômb’dai'' querían que los dones de la ''selva madre'' llegaran a todos.  


El sueño se tiñó de muerte. Los ''Iudaka'', guerreros implacables, juraron defender su territorio hasta la última hoja, y respondieron a cada paso ajeno con la lanza.
El sueño se tiñó de muerte. Los ''Iudaka'', guerreros implacables, juraron defender su territorio hasta la última hoja, y respondieron a cada paso ajeno con la lanza.
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===Las invasiones del exterior===
===Las invasiones del exterior===


Durante largos siglos la vida transcurrió sin cambios. La selva y sus habitantes permanecieron aislados y olvidados, en relativa paz que solo se vio alterada en dos momentos, en los que la región fue objeto de la codicia extranjera.
Durante largos siglos la vida transcurrió sin cambios. La selva y sus habitantes permanecieron aislados y olvidados, en una paz relativa que solo se vio alterada en dos momentos en los que la región fue objeto de la codicia extranjera.


Primero llegaron los ''[[Cali'nurak]]'', los hombres-lagarto, que llegaron en busca de esclavos y riquezas. No se atrevieron a internarse en el corazón de la selva, donde los árboles alcanzan el cielo y la niebla espesa confunde a los forasteros. Se limitaron a saquear las zonas periféricas, capturando a los más desprevenidos y cazando sobre todo a los preciados [[bambuka]]. Según la tradición bukari, sus cuernos contienen una magia antigua muy codiciada por los extranjeros.
Primero llegaron los ''[[Cali'nurak]]'', los hombres-lagarto, en busca de esclavos y riquezas. No se atrevieron a internarse en el corazón de la selva, donde los árboles alcanzan el cielo y la niebla espesa confunde a los forasteros. Se limitaron a saquear las zonas periféricas, capturando a los más desprevenidos y cazando a los preciados [[bambuka]]. Según la tradición bukari, sus cuernos contienen una magia antigua muy codiciada por los extranjeros.


Mucho tiempo después, llegaron los [[Halaii]], humanos curtidos del desierto de Halayad, endurecidos por la vida en la arena y la sed. Sus incursiones fueron más organizadas y destructivas. Trajeron consigo armas de metal y monturas, arrasando los poblados cercanos a las fronteras de la sabana. Como los ''Cali’nurak'' antes que ellos, buscaban esclavos, riquezas y la magia de los bambuka.
Mucho tiempo después, llegaron los [[Halaii]], humanos curtidos del desierto de Halayad, endurecidos por la vida en la arena y la sed. Sus incursiones fueron más organizadas y destructivas. Trajeron consigo armas de metal y monturas, arrasando los poblados cercanos a las fronteras de la sabana. Como los ''Cali’nurak'' antes que ellos, buscaban esclavos, riquezas y la magia de los bambuka.
En este periodo, los barcos [[Contios]] fondeaban en la costa de Búkar durante sus travesías. Desde la espesura, los bukari veían sus barcos transportar a los suyos, apresados para ser vendidos como esclavos a los señores oscuros de las tierras del norte.


Cada tribu bukari sufrió de forma distinta, los ''Kyômb'dai'', por su cercanía con Halayad, han sido la tribu más castigada, quedando en ocasiones al borde de la desaparición.  
Cada tribu bukari sufrió de forma distinta, los ''Kyômb'dai'', por su cercanía con Halayad, han sido la tribu más castigada, quedando en ocasiones al borde de la desaparición.  
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===Actualidad===
===Actualidad===


Acostumbrados a que los extranjeros solo trajeran muerte y esclavitud, los bukari mantuvieron durante generaciones una profunda desconfianza hacia todo forastero. Sin embargo, durante los albores de la [[Cuarta Edad]] la situación cambió ligeramente con la fundación de ''Al'Boutahar'' en el delta del río [[Bouth]].
Acostumbrados a que los extranjeros solo trajeran muerte y esclavitud, los bukari mantuvieron durante generaciones una profunda desconfianza hacia todo forastero. Sin embargo, durante los albores de la [[Cuarta Edad]] la situación cambió ligeramente con la fundación de '''Al'Boutahar''' en el delta del río [[Bouth]].


La expansión de la ciudad acarreó enfrentamientos iniciales entre colonos y bukari, sin embargo, con el tiempo, algunas tribus se adaptaron a la presencia de su nuevos vecinos de piel blanca, estableciendo relaciones comerciales y acuerdos de mutua conveniencia. Los alboutaharies respetan la selva y la hacen respetar a cualquiera que atraque en su puerto, y algunos bukari se han adaptado a la vida en la nueva urbe y hacen de intermediarios con sus tribus en el interior, donde los más ancianos siguen considerando la ciudad una amenaza latente para su forma de vida.
La expansión de la ciudad acarreó enfrentamientos iniciales entre colonos y bukari, sin embargo, con el tiempo, algunas tribus se adaptaron a la presencia de sus nuevos vecinos, estableciendo relaciones comerciales y acuerdos de mutua conveniencia. Los alboutaharíes respetan la selva y la hacen respetar a cualquiera que atraque en su puerto, y algunos bukari se han adaptado a la vida en la nueva urbe y hacen de intermediarios con sus tribus en el interior, donde los más ancianos siguen considerando la ciudad una amenaza latente para su forma de vida.


==Territorio==
==Territorio==
 
[[Archivo:Mapa bukar.jpg|thumb|right|400px|Búkar]]
La selva de Búkar es una de las regiones menos exploradas del continente oriental. Su extensión real es desconocida, y los mapas apenas esbozan sus fronteras. Se sabe que Búkar se extiende desde las últimas dunas del desierto hasta las primeras estribaciones de las Tierras Altas de Levón, y desde la desembocadura del río Bouth hasta la línea imaginaria que separa el bosque del pantano. Sus límites son permeables y cambiantes, marcando la entrada a territorios cada vez más desconocidos y misteriosos.  
La selva de Búkar es una de las regiones menos exploradas del continente oriental. Su extensión real es desconocida, y los mapas apenas esbozan sus fronteras. Se sabe que Búkar se extiende desde las últimas dunas del desierto hasta las primeras estribaciones de las Tierras Altas de Levón, y desde la desembocadura del río Bouth hasta la línea imaginaria que separa el bosque del pantano. Sus límites son permeables y cambiantes, marcando la entrada a territorios cada vez más desconocidos y misteriosos.  


* Al norte, el bosque se vuelve más seco y abierto conforme se aproxima al desierto de [[Halayad]]. Aquí, los árboles son más bajos y dispersos, los claros naturales se multiplican, y la humedad se rinde ante la aridez creciente.
* Al norte, el bosque se vuelve más seco y abierto conforme se aproxima al desierto de [[Halayad]]. Aquí, los árboles son más bajos y dispersos, los claros naturales se multiplican, y la humedad se rinde ante la aridez creciente.


* Al este, la jungla se extiende hasta fundirse con las estribaciones de las [[Levón|Montañas Blancas]] y las zonas pantanosas de [[Zitrea]]. Se trata de un terreno abrupto y difícil de atravesar.
* Al este, la jungla se extiende hasta fundirse con las estribaciones de las Montañas Blancas de [[Levón]] y los pantanos de [[Zitrea]] en [[Espúrea]]. Se trata de un terreno abrupto y difícil de atravesar.


* Al sur, la selva alcanza su máxima exuberancia antes de fundirse de forma gradual con los bosques de [[Padam]], una región verde y brumosa, llena de ruinas olvidadas y envuelta en leyendas.
* Al sur, la selva alcanza su máxima exuberancia antes de fundirse de forma gradual con los bosques de [[Padam]], una región verde y brumosa, llena de ruinas olvidadas y envuelta en leyendas.
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La mayor parte de Búkar es un territorio inexplorado, plagado de peligros naturales y bestias salvajes —entre ellas los míticos bambuka—. Los exploradores que se adentran más allá de los dominios conocidos hablan de lagos ocultos y montañas devoradas por el bosque.
La mayor parte de Búkar es un territorio inexplorado, plagado de peligros naturales y bestias salvajes —entre ellas los míticos bambuka—. Los exploradores que se adentran más allá de los dominios conocidos hablan de lagos ocultos y montañas devoradas por el bosque.


El río Bouth es la principal vía natural que conecta el interior de la selva con la costa. Navegable en sus tramos bajos, el Bouth serpentea entre murallas de selva que se elevan a ambos lados, donde árboles de copas entrelazadas filtran la luz solar y el aire vibra de humedad y vida salvaje. Fuera de la jungla, la desembocadura del Bouth se convierte en un amplio delta que modela la costa salvaje con paisajes de marismas y manglares. En el corazón de este laberinto de agua y vegetación se forma un puerto natural protegido, una bahía que recibe las aguas del río; allí se alza Al'Boutahar.
El río Bouth, "gran río verde" para los bukari, es la principal vía natural que conecta el interior de la selva con la costa. Navegable en sus tramos bajos, el Bouth serpentea entre murallas de selva que se elevan a ambos lados, donde árboles de copas entrelazadas filtran la luz solar y el aire vibra de humedad y vida salvaje. Fuera de la jungla, la desembocadura del Bouth se convierte en un amplio delta que modela la costa salvaje con paisajes de marismas y manglares. En el corazón de este laberinto de agua y vegetación se forma un puerto natural protegido, una bahía que recibe las aguas del río; allí se alza Al'Boutahar.


Búkar permanece, así, como un último bastión de lo salvaje. Un territorio indómito y lleno de secretos, donde las viejas tribus, las bestias olvidadas y los espíritus de la naturaleza dictan sus propias leyes.
Búkar permanece, así, como un último bastión de lo salvaje. Un territorio indómito y lleno de secretos, donde las viejas tribus, las bestias olvidadas y los espíritus de la naturaleza dictan sus propias leyes.


==Ciudades y gobierno==
==Ciudades y gobierno==
[[Archivo:Poblado bukari.jpg|thumb|300px|right|Poblado bukari]]
Búkar, en su mayor parte, carece de estructuras urbanas tal como las conciben otros reinos. La única ciudad reconocida como tal es Al’Boutahar, de fundación relativamente reciente por colonos extranjeros, por lo que no es representativa de las estructuras e instituciones del resto del territorio.


Búkar, en su mayor parte, carece de estructuras urbanas tal como las conciben otros reinos. La única ciudad reconocida como tal es Al'Boutahar, de fundación relativamente reciente por colonos extranjeros, por lo que no es representativa de las estructuras e instituciones del resto del territorio.
Las tribus del interior de la selva se reparten dentro de sus territorios en pequeños asentamientos dispersos, cada uno guiado por un jefe —''chaka''— figura de autoridad que ejerce poder absoluto dentro de sus dominios, y un chamán —''kabuka'', que hace de mediador con las fuerzas de la naturaleza y preparan potentes remedios.  


Las tribus del interior de la selva se reparten dentro de sus territorios en pequeños asentamientos dispersos que responden a su propio jefe y chamán, figuras de autoridad que ejercen poder absoluto dentro de sus dominios. Las alianzas y enemistades entre tribus son cambiantes, o al menos escapan al entendimiento de los pocos que han tratado de conocer algo más sobre su funcionamiento.  
Los ''chaka'' se encargan del orden en las tribus y las representan en los consejos de cada gran tribu, que se reúne una vez al año para poner en común lo sucedido en sus territorios. Además, los ''chaka'' de las cuatro grandes tribus se han reunido en el corazón de Búkar en algunas ocasiones para discutir cuestiones que afecten a la ''Selva Madre''.


==Sociedad y cultura==
Los ''kabuka'' son muy venerados por todos los miembros de las tribus. Cada chamán tiene un aprendiz, que acaba siendo su sucesor. Cuando muere, su tribu evita cazar o realizar cualquier actividad capaz de alterar el equilibrio hasta que el nuevo ''kabuka'' es nombrado. 


Los bukari se dividen en cuatro sociedades bien distintas. Estas sociedades comparten poco más que el respeto por la naturaleza y su religión animista. Creen en una serie de fuerzas que tiene la tierra, las cuatro fuerzas (domak 'mbaïn): La fuerza animal (suka 'mbaïn), en la que se venera especialmente la figura del bambuka, la fuerza vegetal (neska 'mbaïn), la fuerza de la piedra (gorka 'mbaïn) y la fuerza del agua (datsa 'mbaïn).
No existen instituciones políticas rígidas; la autoridad procede de la capacidad de liderazgo, el respeto y los lazos de sangre. Las alianzas y enemistades entre tribus son cambiantes, o al menos escapan al entendimiento de los pocos que han tratado de conocer algo más sobre su funcionamiento.
Esta creencia está vigente en los bukari desde sus orígenes. Creen que han de llevarse bién con estas fuerzas, pero cada tribu tiene diferentes rituales y formas de llevar a cabo esta creencia.


Los bukari viven en cabañas de madera, unas más grandes que otras, dependiendo de la tribu o del grupo. En cada grupo hay un jefe y un chamán. Los chamanes acostumbran a llevar colgando del cuello un trozo de cuerno de bambuka como símbolo de su poder. Estos principios se dan en todas las tribus, son la raíz de la cultura bukari, principios que se establecieron mucho antes de la división en las cuatro tribus.
==Sociedad y cultura==
 
Con la expansión bukari cada una de las cuatro tribus fue evolucionando en sus creencias, con lo que se formaron diversas culturas que giran entorno a los mismos principios.
 
En su interior, la selva de Búkar carece de divisiones políticas formales. Aunque las grandes tribus bukari dominan amplias zonas, existen múltiples territorios menores, clanes, aldeas independientes e incluso regiones inexploradas donde ni siquiera las tribus más poderosas ejercen un control efectivo.
 
== Tribus==
 
Los bukaris son hombres de tez muy negra que habitan en la selva de Búkar. Las demás razas los consideran simplemente salvajes.
Aunque hay numerosos grupos, los bukaris se dividen en cuatro tribus principales: los Iudaka, los Wondaka, los Hiwdaka y una cuarta tribu formada por los que no viven en la selva de Búkar, los Kyômb'dai (hombres sin árbol). Cada tribu tiene diversos grupos, que pueden ser aliados u hostiles entre ellos dependiendo de la tribu.
Cada grupo tiene un jefe y un chamán; practican una religión animista muy primitiva. Cazan animales de la selva mediante el uso de primitivas trampas o venenos, y algunas de las tribus practican el canibalismo.
 
===La tribu Hiwdaka===
 
Los Hiwdaka ocupan el noreste de la selva de Búkar, sus casas y poblados son pequeños, y hechos de materias primas básicas.
 
Los Hiwdaka son los bukaris que más conviven con la naturaleza. Son tan tradicionales que desde que se formó la tribu prácticamente no han cambiado nada. La vida de los Hiwdaka es bastante monótona, los hombres cazan todos los días, ya que para los Hiwdaka, cazar más de lo que te vas a comer ese día es una falta de respeto hacia "suka 'mbaïn". Las mujeres cuidan de los niños, recolectan frutas y preparan los ritos de la noche. Todas las noches, los Hiwdaka hacen un pequeño rito dando gracias a las cuatro fuerzas y les piden que el día siguiente sea bueno.
 
Los Hiwdaka tienen la tez negra y visten con ropa interior hecha con pieles de animales de la selva. A los 14 años un Hiwdaka alcanza la madurez, es entonces cuando empieza a cazar y a comportarse como un adulto. El día en que un Hiwdaka cumple 14 años se le hacen unos tatuajes de color verde oscuro, como símbolo de unión con la naturaleza.


Hay aproximadamente una decena de tribus Hiwdaka, cada una tiene un jefe de tribu y un chamán. El chamán es muy venerado por todos los constituyentes de la tribu, si un chamán muere, los Hiwdakas tienen prohibido cazar hasta que se esoja otro chamán. Cada chamán tiene un aprendiz, que acaba siendo su sucesor.
La estructura social es flexible, con alianzas, disputas y movimiento de individuos entre una y otra gran tribu que han modelado un entramado vivo de relaciones entre grupos. Aunque las tribus mantienen algunas señas de identidad propia, el origen común se sigue manifestando en la mayoría de sus usos y costumbres.  
El jefe de la tribu se encarga del orden de ésta y representa a su tribu en el consejo Hiwdaka, un consejo que se reúne una vez al año para hacer un rito venerando a la naturaleza y para comentar los sucesos del año.


===La tribu Wondaka===
* '''Hiwdaka''', las tribus del noreste. Su nombre en lengua aldoriana significaría ''"los que fluyen"'' o ''"los que mantienen el equilibrio"''. Tienen una profunda conexión espiritual con la naturaleza, hasta el punto de no cazar ni recolectar más de lo que van a necesitar en un día. Sus poblados son pequeños, hechos de materiales básicos. Son reconocibles por sus tatuajes verde oscuro, símbolo de madurez y unión con la ''Selva Madre''.


Los Wondaka ocupan el noroeste de la selva de Búkar. Sus tribus viven en poblados más grandes que los Hiwdaka, y sus casas están mejor construidas.
* '''Wondaka''', las tribus del noroeste. Su nombre significa ''"los que unen"''. Viven en grandes poblados formados por cabañas y edificios comunales construidos con madera y cubiertas vegetales. Destacan en sus aldeas las "Casas de la Palabra", donde los ancianos cuentan historias y enseñan a los más jóvenes de la tribu. Sus tatuajes de madurez son de color amarillo.


Los Wondaka también son grandes devotos de la naturaleza, pero no hacen tantos ritos como los Hiwdaka. Los hombres acostumbran a cazar cada dos días, ya que esta tribu si permite tener pequeños almacenes donde guardar las presas cazadas.
* '''Iudaka''', las tribus al sur del río Bouth. Su nombre significa ''"los que rompen"''. Son la tribu más combativa y viven en poblados rodeados de pequeñas empalizadas. Entienden su día a día como un constante desafío entre diferentes fuerzas naturales; deben ser fuertes porque lo débil desaparece. Sus tatuajes de madurez son de color blanco. Entre los extranjeros y las otras tribus, se extiende el rumor de que practican el canibalismo como una forma de obtener la fuerza y valentía del enemigo, aunque es posible que se trate de una manera de inducir temor a sus enemigos y evitar que se adentren en su territorio.  
Los días que no se caza los pasan todos en familia, los padres enseñan a sus hijos y por las noches hacen un rito en el que dan gracias a las cuatro fuerzas. Las mujeres recolectan fruta y cuidan de sus hijos todos los días.


Los Wondaka tienen la tez y el pelo oscuro, pero algo más claro que los Hiwdaka. A los 15 años un Wondaka es considerado adulto, y hacen el mismo rito que los Hiwdaka, con la diferencia de que los Wondaka hacen tatuajes de color amarillo.
* '''Kyômb'dai''', las tribus del norte, conocidos por el resto de tribus como ''"los hombres sin árbol"''. Supervivientes tenaces, por su proximidad con Halayad han recibido más ataques que ninguna otra tribu, lo cual ha menguado el número de sus integrantes. Sus tatuajes de madurez son rojos, en la creencia de que el color del fuego asusta a los demonios halaii. Al haber sido esclavizados con frecuencia, es más común encontrarlos en fuera de la selva de Búkar, bien por haber sido vendidos, liberados o porque se hayan escapado.  


Los chamanes son muy respetados, éstos hacen grandes remedios con todo tipo de plantas y veneran a las cuatro fuerzas en nombre de toda su tribu todos los días. Los jefes de cada tribu del mismo modo que los jefes Hiwdaka se reúnen una vez al año.
Si bien desde el exterior se ha tendido a simplificar a los bukari como "salvajes", en realidad su historia está tejida de actos de resistencia, transformaciones internas y complejas relaciones de intercambio y conflicto con otros pueblos. Su sociedad revela una riqueza de matices apenas conocida por las gentes de otros territorios.


Los Hiwdaka han avanzado mucho en el mundo de la herboristería, recolectan todo tipo de plantas y hacen poderosas pociones con ellas.
==Religión==


===La tribu Iudaka===
Todos los habitantes de la selva de Búkar comparten una cosmovisión animista centrada en la veneración de las domak'mbaïn, las fuerzas vivas de la naturaleza; manifestaciones esenciales que sostienen la vida en la ''Selva Madre'':
Los Iudaka ocupan el sur de la selva de Búkar. Las tribus viven en poblados protegidos por empalizadas.


La tribu Iudaka es la más avanzada técnicamente las tres tribus que ocupan la selva. Su concepto de respetar a las cuatro fuerzas es muy diferente al de las otros tribus. Los Iudaka creen que las cuatro fuerzas están en guerra, una guerra eterna y equilibrada porque cada fuerza intenta ganarse su sitio en el mundo, pero si una de estas fuerzas se debilita, desaparece y la naturaleza se altera. Los Iudaka además, creen que su pueblo es la quinta fuerza, y que han de luchar si hace falta para subsistir. Por ello son la tribu más guerrera de todas.
* Neska'mbaïn, la fuerza que hace crecer las plantas y fecunda la tierra, proporcionando alimento a través de la recolección.


Los hombres van de caza en grupos cuando se les acaba el alimento. Mediante trampas bastante sofisticadas y buenos arcos y lanzas, los Iudaka son capaces de cazar muchas presas en un solo día. Las mujeres recolectan frutas y trabajan en casa, haciendo la comida y otros servicios.
* Goka'mbaïn, la fuerza de la roca y del mineral, que ofrece herramientas, armas y protección.


Los chamanes Iudaka no tienen tanta influencia como en el resto de tribus; se limitan a preparar pociones y a orar por el pueblo en los ritos nocturnos. El jefe de la tribu es el que se encarga de que la tribu esté en orden y armada. Ya que entre las tribus Iudaka ha habido numerosos conflictos.
* Datsa'mbaïn, la fuerza del agua, presente en los ríos, la lluvia y la bruma constante de la selva, que sacia la sed, purifica los cuerpos, y abre caminos ocultos en la espesura.


Los Iudaka tienen una piel oscura pero a la vez muy rojiza, se dice que se debe a extrañas frutas del sur de la selva. Cuando un Iudaka alcanza los 15 años es considerado mayor de edad. Ese día se le hacen numerosos tatuajes de color blanco, y el chamán reza para que sea fuerte y pueda desafiar y a la vez respetar a las cuatro fuerzas.
* Suka'mbaïn, la fuerza que anima a las criaturas de la selva, fuente de caza, poder, compañía y desafío.
Los Iudaka practican el canibalismo, creen que si se comen un miembro de otra tribu o grupo enemigo se harán más fuertes en un futuro próximo. También cazan más de lo que pueden comer, para demostrar a la cuarta fuerza su valía.


===La tribu Kyômb'dai===
Cada tribu mantiene su propia interpretación de estas fuerzas, que oscilan entre la concepción de espíritus benevolentes que deben ser honrados con ofrendas y poderes caprichosos a los que hay que temer y apaciguar por medio de ritos y sacrificios.  
Los Kyômb'dai son la tribu más pequeña de las cuatro. Se encuentran en la punta norte de la selva de Búkar.


Debido a su proximidad con Halayad, los Kyômb'dai son la tribu que más ataques ha recibido, numerosas veces esta tribu ha estado apunto de extinguirse.
El equilibrio de la ''Selva Madre'' depende de mantener la armonía con las domak'mbaïn. Romper esta armonía —por exceso o descuido— podría atraer enfermedades, hambrunas o la ruina de la tribu. Los ''kabuka'' son los principales guardianes de esta armonía. Elaboran potentes remedios a partir de plantas y ritualizan la relación de su pueblo con las domak'mbaïn, actuando como sus intérpretes y mediadores.


Los chamanes también tienen mucha importancia, una de sus funciones es predecir cuando atacará el enemigo. Sin embargo cuando éste fallaba en su predicción la tribu lo ejecutaba, lo consideraban un falso chamán que incomprendía las cuatro fuerzas.
==Relaciones exteriores==
Un Kyômb'dai es considerado adulto a los 14 años, desde entonces es considerado guerrero Kyômb'dai y empieza a cazar. Los Kyômb'dai se hacen tatuajes de color rojo, creyendo que el color del fuego asustaría a los invasores del norte, los Halaii.


Muchos Kyômb'dai fueron capturados por los Halaii y vendidos como esclavos, algunos de ellos, liberados o sencillamente escapados se han reunido y han formado tribus fuera de la selva de Búkar.  
Históricamente, los bukari han mantenido una existencia aislada. Las difíciles condiciones naturales, unidas a su organización tribal y a su cosmovisión profundamente ligada al entorno, han hecho que el contacto con otros pueblos haya sido escaso y, en la mayoría de los casos, conflictivo.


==Vocabulario==
Debido a las amenazas de algunos de los pueblos exteriores, tienden a desconfiar de los extranjeros y evitan inmiscuirse en lo que sucede más allá de su territorio. Incluso tras la fundación de Al'boutahar, esta indiferencia por los acontecimientos ajenos a sus tierras se ha mantenido.
* Agua: Datsa
* Animal: Suka
* Árbol: Burka
* Caza/cazar: Tolcak
* Chamán: Kaburka
* Fuerza divina: 'Mbaïn
* Guerra: Ugak
* Hola/adiós: Naica
* Jefe: Chaka
* Muerte: Boaka
* No: Eka
* Piedra: Gorka
* Sí: Aka


[[category:Bosques]]
Búkar permanece como un territorio apenas explorado y misterioso para las naciones exteriores, que suelen considerar a los bukari salvajes y peligrosos, cuando no caníbales. Muy pocos viajeros se atreven a adentrarse en la selva, y menos aún regresan para contarlo.
[[category:Continente oriental]]

Revisión actual del 21:14 4 may 2025

La espesura de Búkar

Más allá de los desiertos de Halayad, las interminables sabanas dan paso a la selva densa de Búkar — que significa Selva madre o Gran árbol madre—, hogar ancestral de los bukarilos hijos del gran árbol madre o los brotes del gran árbol madre—, un conjunto de tribus que viven en estrecha relación con la naturaleza. Su sociedad mantiene tradiciones animistas complejas y formas propias de organización comunitaria.

La única excepción a esta estructura tribal se encuentra en la costa occidental, donde se alza la ciudad libre de Al'Boutahar, independiente de las tribus y de cualquier otra autoridad.

Capital: no hay.

Historia

La característica que mejor define la historia de Búkar es precisamente su capacidad para mantenerse al margen de la historia a lo largo de las edades.

Primeros tiempos

Cuando los dioses crearon las tierras emergidas, al sur del desierto de Halayad erigieron una densa barrera verde, la selva de Búkar, para impedir el avance de las arenas y aislar a sus moradores de los conflictos y cambios que marcaron otras regiones. En su seno, los dioses dieron vida a infinidad de criaturas únicas y una raza humana especialmente respetuosa con el entorno, encargada de su cuidado: los bukari.

Los primeros bukari compartían el corazón del bosque, pero ya sabían que sus semillas se extenderían tanto como las de las grandes plantas que habitaban el lugar y, como ellas, tendrían que buscar su propio espacio para crecer. Porque nadie ha visto nunca al iroko sobrevivir bajo la sombra devoradora de la ceiba, ni a la frágil ilomba hundir sus raíces en la tierra pobre donde sólo prospera el resistente okoumé. Así, como los árboles, las tribus aprendieron que cada uno debía hallar su suelo y su cielo.

La separación de las tribus

A medida que los brotes se esparcían, crecieron las diferencias y surgieron las cuatro grandes tribus, y con ellas, los primeros conflictos.

Bamkoro Suli’ka, jefe de los Iudaka, soñaba con unas fronteras sagradas que protegieran a su gente, separadas por el gran río verde. Al sur, donde la selva era más fértil y generosa, alzó muros invisibles que nadie debía cruzar. Pero los Wondaka y los Kyômb’dai querían que los dones de la selva madre llegaran a todos.

El sueño se tiñó de muerte. Los Iudaka, guerreros implacables, juraron defender su territorio hasta la última hoja, y respondieron a cada paso ajeno con la lanza.

Los Hiwdaka no quisieron tomar parte en la guerra, y con sus familias, caminaron hacia el noreste, buscando su propio refugio entre los árboles olvidados. Los Wondaka resistieron, enviando pequeños grupos para intentar frenar a los Iudaka, pero uno tras otro fracasaron. Acabaron asentándose en la parte noroeste de la selva, allí donde las lluvias aún eran amigas y podían controlar la orilla sur del río.

Los Kyômb'dai, viendo cómo sus números menguaban, tomaron el camino del norte, donde la tierra se seca y la selva adelgaza, sin querer enfrentarse con el resto por un territorio dentro de la espesura.

Desde entonces, cada tribu habita en su rincón bajo el dosel inmenso de Búkar. Y aunque el tiempo sopló sobre sus ramas, llevando las semillas de un lado a otro, las raíces nunca dejaron de hundirse más hondo en la tierra. Sólo el corazón antiguo quedó intacto, pues todos juraron que ni lanza ni rencor profanarían el primer suelo que los dioses les dieron.

Las invasiones del exterior

Durante largos siglos la vida transcurrió sin cambios. La selva y sus habitantes permanecieron aislados y olvidados, en una paz relativa que solo se vio alterada en dos momentos en los que la región fue objeto de la codicia extranjera.

Primero llegaron los Cali'nurak, los hombres-lagarto, en busca de esclavos y riquezas. No se atrevieron a internarse en el corazón de la selva, donde los árboles alcanzan el cielo y la niebla espesa confunde a los forasteros. Se limitaron a saquear las zonas periféricas, capturando a los más desprevenidos y cazando a los preciados bambuka. Según la tradición bukari, sus cuernos contienen una magia antigua muy codiciada por los extranjeros.

Mucho tiempo después, llegaron los Halaii, humanos curtidos del desierto de Halayad, endurecidos por la vida en la arena y la sed. Sus incursiones fueron más organizadas y destructivas. Trajeron consigo armas de metal y monturas, arrasando los poblados cercanos a las fronteras de la sabana. Como los Cali’nurak antes que ellos, buscaban esclavos, riquezas y la magia de los bambuka.

En este periodo, los barcos Contios fondeaban en la costa de Búkar durante sus travesías. Desde la espesura, los bukari veían sus barcos transportar a los suyos, apresados para ser vendidos como esclavos a los señores oscuros de las tierras del norte.

Cada tribu bukari sufrió de forma distinta, los Kyômb'dai, por su cercanía con Halayad, han sido la tribu más castigada, quedando en ocasiones al borde de la desaparición.

Pese a todo, la Selva Madre nunca fue conquistada.

Actualidad

Acostumbrados a que los extranjeros solo trajeran muerte y esclavitud, los bukari mantuvieron durante generaciones una profunda desconfianza hacia todo forastero. Sin embargo, durante los albores de la Cuarta Edad la situación cambió ligeramente con la fundación de Al'Boutahar en el delta del río Bouth.

La expansión de la ciudad acarreó enfrentamientos iniciales entre colonos y bukari, sin embargo, con el tiempo, algunas tribus se adaptaron a la presencia de sus nuevos vecinos, estableciendo relaciones comerciales y acuerdos de mutua conveniencia. Los alboutaharíes respetan la selva y la hacen respetar a cualquiera que atraque en su puerto, y algunos bukari se han adaptado a la vida en la nueva urbe y hacen de intermediarios con sus tribus en el interior, donde los más ancianos siguen considerando la ciudad una amenaza latente para su forma de vida.

Territorio

Búkar

La selva de Búkar es una de las regiones menos exploradas del continente oriental. Su extensión real es desconocida, y los mapas apenas esbozan sus fronteras. Se sabe que Búkar se extiende desde las últimas dunas del desierto hasta las primeras estribaciones de las Tierras Altas de Levón, y desde la desembocadura del río Bouth hasta la línea imaginaria que separa el bosque del pantano. Sus límites son permeables y cambiantes, marcando la entrada a territorios cada vez más desconocidos y misteriosos.

  • Al norte, el bosque se vuelve más seco y abierto conforme se aproxima al desierto de Halayad. Aquí, los árboles son más bajos y dispersos, los claros naturales se multiplican, y la humedad se rinde ante la aridez creciente.
  • Al este, la jungla se extiende hasta fundirse con las estribaciones de las Montañas Blancas de Levón y los pantanos de Zitrea en Espúrea. Se trata de un terreno abrupto y difícil de atravesar.
  • Al sur, la selva alcanza su máxima exuberancia antes de fundirse de forma gradual con los bosques de Padam, una región verde y brumosa, llena de ruinas olvidadas y envuelta en leyendas.
  • Al oeste, el gran río Bouth, espina dorsal de Búkar, se despliega en un amplio delta hasta alcanzar el mar de Eynea. Cerca de su desembocadura, la ciudad libre de Al'Boutahar aparece como una frontera urbana.

Relieve

La mayor parte de Búkar es un territorio inexplorado, plagado de peligros naturales y bestias salvajes —entre ellas los míticos bambuka—. Los exploradores que se adentran más allá de los dominios conocidos hablan de lagos ocultos y montañas devoradas por el bosque.

El río Bouth, "gran río verde" para los bukari, es la principal vía natural que conecta el interior de la selva con la costa. Navegable en sus tramos bajos, el Bouth serpentea entre murallas de selva que se elevan a ambos lados, donde árboles de copas entrelazadas filtran la luz solar y el aire vibra de humedad y vida salvaje. Fuera de la jungla, la desembocadura del Bouth se convierte en un amplio delta que modela la costa salvaje con paisajes de marismas y manglares. En el corazón de este laberinto de agua y vegetación se forma un puerto natural protegido, una bahía que recibe las aguas del río; allí se alza Al'Boutahar.

Búkar permanece, así, como un último bastión de lo salvaje. Un territorio indómito y lleno de secretos, donde las viejas tribus, las bestias olvidadas y los espíritus de la naturaleza dictan sus propias leyes.

Ciudades y gobierno

Poblado bukari

Búkar, en su mayor parte, carece de estructuras urbanas tal como las conciben otros reinos. La única ciudad reconocida como tal es Al’Boutahar, de fundación relativamente reciente por colonos extranjeros, por lo que no es representativa de las estructuras e instituciones del resto del territorio.

Las tribus del interior de la selva se reparten dentro de sus territorios en pequeños asentamientos dispersos, cada uno guiado por un jefe —chaka— figura de autoridad que ejerce poder absoluto dentro de sus dominios, y un chamán —kabuka—, que hace de mediador con las fuerzas de la naturaleza y preparan potentes remedios.

Los chaka se encargan del orden en las tribus y las representan en los consejos de cada gran tribu, que se reúne una vez al año para poner en común lo sucedido en sus territorios. Además, los chaka de las cuatro grandes tribus se han reunido en el corazón de Búkar en algunas ocasiones para discutir cuestiones que afecten a la Selva Madre.

Los kabuka son muy venerados por todos los miembros de las tribus. Cada chamán tiene un aprendiz, que acaba siendo su sucesor. Cuando muere, su tribu evita cazar o realizar cualquier actividad capaz de alterar el equilibrio hasta que el nuevo kabuka es nombrado.

No existen instituciones políticas rígidas; la autoridad procede de la capacidad de liderazgo, el respeto y los lazos de sangre. Las alianzas y enemistades entre tribus son cambiantes, o al menos escapan al entendimiento de los pocos que han tratado de conocer algo más sobre su funcionamiento.

Sociedad y cultura

La estructura social es flexible, con alianzas, disputas y movimiento de individuos entre una y otra gran tribu que han modelado un entramado vivo de relaciones entre grupos. Aunque las tribus mantienen algunas señas de identidad propia, el origen común se sigue manifestando en la mayoría de sus usos y costumbres.

  • Hiwdaka, las tribus del noreste. Su nombre en lengua aldoriana significaría "los que fluyen" o "los que mantienen el equilibrio". Tienen una profunda conexión espiritual con la naturaleza, hasta el punto de no cazar ni recolectar más de lo que van a necesitar en un día. Sus poblados son pequeños, hechos de materiales básicos. Son reconocibles por sus tatuajes verde oscuro, símbolo de madurez y unión con la Selva Madre.
  • Wondaka, las tribus del noroeste. Su nombre significa "los que unen". Viven en grandes poblados formados por cabañas y edificios comunales construidos con madera y cubiertas vegetales. Destacan en sus aldeas las "Casas de la Palabra", donde los ancianos cuentan historias y enseñan a los más jóvenes de la tribu. Sus tatuajes de madurez son de color amarillo.
  • Iudaka, las tribus al sur del río Bouth. Su nombre significa "los que rompen". Son la tribu más combativa y viven en poblados rodeados de pequeñas empalizadas. Entienden su día a día como un constante desafío entre diferentes fuerzas naturales; deben ser fuertes porque lo débil desaparece. Sus tatuajes de madurez son de color blanco. Entre los extranjeros y las otras tribus, se extiende el rumor de que practican el canibalismo como una forma de obtener la fuerza y valentía del enemigo, aunque es posible que se trate de una manera de inducir temor a sus enemigos y evitar que se adentren en su territorio.
  • Kyômb'dai, las tribus del norte, conocidos por el resto de tribus como "los hombres sin árbol". Supervivientes tenaces, por su proximidad con Halayad han recibido más ataques que ninguna otra tribu, lo cual ha menguado el número de sus integrantes. Sus tatuajes de madurez son rojos, en la creencia de que el color del fuego asusta a los demonios halaii. Al haber sido esclavizados con frecuencia, es más común encontrarlos en fuera de la selva de Búkar, bien por haber sido vendidos, liberados o porque se hayan escapado.

Si bien desde el exterior se ha tendido a simplificar a los bukari como "salvajes", en realidad su historia está tejida de actos de resistencia, transformaciones internas y complejas relaciones de intercambio y conflicto con otros pueblos. Su sociedad revela una riqueza de matices apenas conocida por las gentes de otros territorios.

Religión

Todos los habitantes de la selva de Búkar comparten una cosmovisión animista centrada en la veneración de las domak'mbaïn, las fuerzas vivas de la naturaleza; manifestaciones esenciales que sostienen la vida en la Selva Madre:

  • Neska'mbaïn, la fuerza que hace crecer las plantas y fecunda la tierra, proporcionando alimento a través de la recolección.
  • Goka'mbaïn, la fuerza de la roca y del mineral, que ofrece herramientas, armas y protección.
  • Datsa'mbaïn, la fuerza del agua, presente en los ríos, la lluvia y la bruma constante de la selva, que sacia la sed, purifica los cuerpos, y abre caminos ocultos en la espesura.
  • Suka'mbaïn, la fuerza que anima a las criaturas de la selva, fuente de caza, poder, compañía y desafío.

Cada tribu mantiene su propia interpretación de estas fuerzas, que oscilan entre la concepción de espíritus benevolentes que deben ser honrados con ofrendas y poderes caprichosos a los que hay que temer y apaciguar por medio de ritos y sacrificios.

El equilibrio de la Selva Madre depende de mantener la armonía con las domak'mbaïn. Romper esta armonía —por exceso o descuido— podría atraer enfermedades, hambrunas o la ruina de la tribu. Los kabuka son los principales guardianes de esta armonía. Elaboran potentes remedios a partir de plantas y ritualizan la relación de su pueblo con las domak'mbaïn, actuando como sus intérpretes y mediadores.

Relaciones exteriores

Históricamente, los bukari han mantenido una existencia aislada. Las difíciles condiciones naturales, unidas a su organización tribal y a su cosmovisión profundamente ligada al entorno, han hecho que el contacto con otros pueblos haya sido escaso y, en la mayoría de los casos, conflictivo.

Debido a las amenazas de algunos de los pueblos exteriores, tienden a desconfiar de los extranjeros y evitan inmiscuirse en lo que sucede más allá de su territorio. Incluso tras la fundación de Al'boutahar, esta indiferencia por los acontecimientos ajenos a sus tierras se ha mantenido.

Búkar permanece como un territorio apenas explorado y misterioso para las naciones exteriores, que suelen considerar a los bukari salvajes y peligrosos, cuando no caníbales. Muy pocos viajeros se atreven a adentrarse en la selva, y menos aún regresan para contarlo.

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