Diferencia entre revisiones de «Guerras de sucesión belenias»

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Tras la caída del [[Imperio belenio]], [[Eynea]] y [[Lenya]] emergieron como las principales naciones herederas. Desde entonces coexistieron, cada nación abrazando el legado antiguo que las unía y las diferencias que las separaban, en una paz incierta, donde la memoria de antiguas glorias compartidas y el temor a repetir viejas guerras bastaron para mantener el equilibrio.
 
Eynea cultivó las artes, la diplomacia y el esplendor arquitectónico, mostrándose al mundo como heredera legítima de la grandeza belenia. Mientras tanto, Lenya encontró su fuerza en la tierra, el comercio y la artesanía, creciendo sólida y silenciosamente lejos de los lujos de la corte. Este equilibrio, que durante siglos pareció inmutable, cimentó en ambos pueblos una tranquila certeza sobre su papel en el mundo.
 
==El ascenso Aysilita==
 
Cuando en el año 266 de la [[Cuarta Edad]] ascendió al trono la reina [[Aysel I de Lenya|Aysel I "la Grande"]], pocos imaginaron que sería ella quien rompería la estabilidad entre las dos naciones. Reclamando el derecho legítimo de restaurar la unidad belenia bajo la corona lénica, Aysel inició una ambiciosa campaña diplomática y militar que pondría en jaque el viejo orden.
 
En el año 282 CE, Lenya cruzó las fronteras eyneas con un ejército formado principalmente por mercenarios, tomando varios puestos fortificados y desatando una oleada de alianzas rotas y declaraciones de guerra que pronto arrastraron a gran parte del continente occidental. Hacia el año 290 CE, tras ocho años de devastación, todas las tierras occidentales quedaron prácticamente aisladas del resto de Mundo.
 
==La ruptura de la paz antigua==
 
La ruptura entre Eynea y Lenya marcó el inicio de una era de inestabilidad. Las rutas comerciales se vieron interrumpidas y el comercio marítimo colapsó bajo el fuego cruzado de nuevas guerras, que se extendieron hacia el por el [[Guerras del Mar de Zant|mar de Zant]] y terminaron afectando a los habitantes del [[continente oriental]].
 
Aprovechando este nuevo período de caos cuando aún no se había recuperado la normalidad tras la [[Gran Guerra]], se produjeron nuevos choques entre  [[Halayad]] y los territorios fronterizos, el [[imperio leakhán]] reanudo sus campañas en diversos lugares, y conflictos menores, rebeliones y batallas por el poder surgieron por todos lados.
 
Algunos cronistas de la época hablaron de una ''"Edad de [[Amal]]"'', pues el culto al dios de la guerra cobró fuerza y para muchos, parecía que Amal había vuelto a extender su sombra sobre el mundo.
 
==El fin de la guerra==
 
La Guerra de Sucesión Belenia se prolongó durante más de un siglo, dejando una profunda huella en todos los pueblos involucrados. Finalmente, la firma de la paz consolidó la hegemonía de Lenya inaugurando una edad de oro bajo la [[Dinastía Aysilita]].
 
 
 
[[category:Batallas y guerras]]

Revisión del 10:50 7 may 2025

Tras la caída del Imperio belenio, Eynea y Lenya emergieron como las principales naciones herederas. Desde entonces coexistieron, cada nación abrazando el legado antiguo que las unía y las diferencias que las separaban, en una paz incierta, donde la memoria de antiguas glorias compartidas y el temor a repetir viejas guerras bastaron para mantener el equilibrio.

Eynea cultivó las artes, la diplomacia y el esplendor arquitectónico, mostrándose al mundo como heredera legítima de la grandeza belenia. Mientras tanto, Lenya encontró su fuerza en la tierra, el comercio y la artesanía, creciendo sólida y silenciosamente lejos de los lujos de la corte. Este equilibrio, que durante siglos pareció inmutable, cimentó en ambos pueblos una tranquila certeza sobre su papel en el mundo.

El ascenso Aysilita

Cuando en el año 266 de la Cuarta Edad ascendió al trono la reina Aysel I "la Grande", pocos imaginaron que sería ella quien rompería la estabilidad entre las dos naciones. Reclamando el derecho legítimo de restaurar la unidad belenia bajo la corona lénica, Aysel inició una ambiciosa campaña diplomática y militar que pondría en jaque el viejo orden.

En el año 282 CE, Lenya cruzó las fronteras eyneas con un ejército formado principalmente por mercenarios, tomando varios puestos fortificados y desatando una oleada de alianzas rotas y declaraciones de guerra que pronto arrastraron a gran parte del continente occidental. Hacia el año 290 CE, tras ocho años de devastación, todas las tierras occidentales quedaron prácticamente aisladas del resto de Mundo.

La ruptura de la paz antigua

La ruptura entre Eynea y Lenya marcó el inicio de una era de inestabilidad. Las rutas comerciales se vieron interrumpidas y el comercio marítimo colapsó bajo el fuego cruzado de nuevas guerras, que se extendieron hacia el por el mar de Zant y terminaron afectando a los habitantes del continente oriental.

Aprovechando este nuevo período de caos cuando aún no se había recuperado la normalidad tras la Gran Guerra, se produjeron nuevos choques entre Halayad y los territorios fronterizos, el imperio leakhán reanudo sus campañas en diversos lugares, y conflictos menores, rebeliones y batallas por el poder surgieron por todos lados.

Algunos cronistas de la época hablaron de una "Edad de Amal", pues el culto al dios de la guerra cobró fuerza y para muchos, parecía que Amal había vuelto a extender su sombra sobre el mundo.

El fin de la guerra

La Guerra de Sucesión Belenia se prolongó durante más de un siglo, dejando una profunda huella en todos los pueblos involucrados. Finalmente, la firma de la paz consolidó la hegemonía de Lenya inaugurando una edad de oro bajo la Dinastía Aysilita.