Guerra cali´nurak
En el año 1301 d.A., poco después de la coronación del rey Larión I, llegaron noticias de un desconocido grupo invasor que sometía tierras lejanas. Poco se sabía de ellos hasta que Veolia cayó de forma fulminante bajo su avance, y llegaron informes de hechos similares desde las islas Saboo, Ail, Padam, Levón y Búkar.
Estos invasores eran los hombres-lagarto de Espúrea, quienes se llamaban a sí mismos cali’nurak, "Los Elegidos de los Dioses". Guerreros brutales y eficientes, sometieron rápidamente todo el sur y el centro del continente oriental con intención de dominar todo el continente por mandato divino, tachando de falsos a los dioses de los demás pueblos y exigiendo sumisión a su fe, o la muerte.
Cuando la guerra alcanzó las puertas del Reino de Aldor, cundieron el pánico y la confusión. El reino parecía al borde del desastre; en las batallas de Zant e Indra fueron muchos los caídos, entre ellos grandes héroes como Lomi, "el Guardabosques".
Los meses siguientes resultaron cruciales. Los Heraldos del Amanecer presentaron batalla, y la aparente invencibilidad de los hombres-lagarto se quebró tras su derrota en Tassia. Yag, lombog y sirdarios se unieron a las tropas aldorianas y a algunos tassianos experimentados, formando la llamada "Gran Alianza del Norte". Al mismo tiempo, el caudillo cali’nurak Hioor’ghaasar reunió a todos sus efectivos en Indra para preparar la última gran batalla de la guerra.
En la batalla de los Campos de Indra los hombres-lagarto superaban en número a la alianza en más del doble, pero, contra todo pronóstico, fueron derrotados. Hioor’ghaasar murió durante la contienda, en combate singular contra Sharganor, Gran Maestre de los Heraldos del Amanecer, apodado "el avatar de Eldor", en cuyo honor se alzó una estatua en el bastión de la orden.
Antes de expirar, el líder espúreo habló en tono profético diciendo: "Se ha cumplido. Esta batalla siempre estuvo destinada a ser perdida". Durante generaciones se especuló sobre el verdadero significado de su profecía, pero jamás se llegó a comprender del todo a qué destino aludía.